EL PAIS – 17/09/15
· El ministro Fernández Díaz advierte a la banda de que no podrá perpetuarse como «actor político».
Nunca antes se había celebrado en España un homenaje a víctimas del terrorismo de ETA dentro de una cárcel. La prisión donostiarra de Martutene luce desde hoy en su vestíbulo una placa en memoria de los tres trabajadores de este centro penitenciario que fueron asesinados por la banda terrorista en los años noventa. «Comprometidos con la libertad», figura con letras mayúsculas bajo los nombres deÁngel Mota, José Ramón Domínguez y Francisco Javier Gómez Elósegui.
El homenaje a los tres funcionarios muertos -el primero era contable de la prisión y los otros dos ejercían como psicólogos.-, con una representación muy plural de otras víctimas, además de numerosas autoridades institucionales y políticas de todo signo, se ha convertido en un llamamiento a la «deslegitimación del terrorismo», la construcción de «un relato justo y real» de lo sucedido y a una «convivencia basada en el respeto de los derechos humanos».
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que ha presidido el acto, ha aprovechado para volver a exigir a ETA su «disolución incondicional» porque los ciudadanos y las instituciones no van a permitir que «se perpetúa como un actor político». En su discurso, ha insistido en que la banda terrorista «está operativa y policialmente derrotada» y recordado que «si [ETA] no ha conseguido nada de lo que pretendía mediante la socialización del sufrimiento y del terror es porque la lay se ha impuesto a la sinrazón y el estado de Derecho nunca se doblegó».
Fernández Díaz ha estado acompañado en el homenaje por el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste; el delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, y la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Mari Mar Blanco. Han asistido otras víctimas de ETA, como Maixabel Lasa (viuda de Juan Mari Jáuregui), Pilar Elías (viuda de Ramón Baglietto) y familiares de Joxe Mari Korta, además de José Antonio Baeza, funcionario de la misa cárcel que fue tiroteado por miembros de ETA en 1997. También se ha sumado Pili Zabala, hermana de Joxi Zabala, uno de los asesinados por los GAL.
Los principales partidos políticos han estado presentes en la cita, incluida la coalición EH Bildu, que ha enviado a tres dirigentes de EA, entre ellos Peio Urizar y el diputado Rafa Larreina. Joseba Egibar (PNV), José Antonio Pastor (PSE-EE), Arantza Quiroga (PP) y Gorka Maneiro (UPyD) han permanecido entre el público, del mismo modo que en un lugar más visible se han colocado el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Juan Luis Ibarra; el fiscal superior vasco, Juan Calparsoro, o el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla.
El homenaje, como ha querido traer a colación el ministro Fernández Díaz, católico ferviente, ha coincidido con el «día litúrgico de las Dolores», una referencia que el titular de Interior ha querido ligar con los «años de plomo y barbarie terrorista» que sufrió España en los años 90, cuando fueron ejecutados los tres funcionarios recordados.
«Tantos años de terrorismo», ha añadido Fernández Díaz, solo han producido «familias rotas, proyectos de vida cortados, hijos y hermanos que no pudieron celebrar más cumpleaños con los suyos», ante lo que ha abogado por «perpetuar el recuerdo» de todas las víctimas de la banda armada y «trabajar entre todos para que algo así nunca se pueda repetir en ninguna parte».
En este sentido, el ministro y Mari Mar Blanco han coincidido en la necesidad de construir un «relato verdadero de lo ocurrido» -«con víctimas y verdugos», ha dicho ella-, para lo cual ambos han destacado el papel que va a jugar el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria: «Será la clave de bóveda del edificio que debe servir para construir el relato histórico de la verdad de lo sucedido, porque sólo la verdad nos hará libres y posibilitará una auténtica convivencia digna de tal nombre», según el ministro.
Los familiares de los funcionarios, además de ensalzar a los homenajeados, han lamentado el dolor que han llevado consigo durante todos estos años. Jorge Mota ha pedido «no volver a los silencios cómplices», ni conformarse «con un presente sin pasado» porque «solo cabe la deslegitimación del terrorismo» y saldar «la deuda moral con las víctimas». Roberto Domúinguez, por su parte, ha leido un breve poema en el que ha lamentado la «utopía identitaria» que guió a quienes asesinaron a su hermano. José Miguel López Elósegui ha planteado «un mundo en el que el odio no tenga cabida, pero tampoco el olvido».
EL PAIS – 17/09/15