- Es importante señalar la enorme ayuda que tuvo Harris por parte de los moderadores que solo se dedicaron a contrastar las afirmaciones de Trump, pero no cuestionaron ninguna de las mentiras que profirió Kamala Harris
Creo que el debate de las elecciones norteamericanas de la noche del martes lo ganó Kamala Harris, pero tampoco estoy seguro de que eso tenga mucha importancia para el resultado del 5 de noviembre. Los debates de las Presidenciales de 2016 los ganó todos Hillary Clinton y ya sabemos que Trump ganó las elecciones después –bien es verdad que con menos votos que ella en las urnas.
Es conocido que el expresidente es un político que cumple lo que dice en campaña por malo que pueda ser para él. Esta vez dijo que él no necesitaba preparar el debate y se notó que había consumado su promesa. Harris ganó porque preparó una estrategia que salió muy bien, no porque presentara un programa con objetivos claros, sino porque consiguió llevar el debate a discutir todo el tiempo de lo que había hecho Trump en el pasado y sobre Joe Biden o sobre el consumo de mascotas (¡Qué disparate!), pero Trump no dijo nada sobre cómo mejorar la vida de los norteamericanos.
Trump habló tanto de Biden que le puso en bandeja a la candidata decir que ella difiere de Joe Biden. Mas Trump ni siquiera se molestó en preguntarle algo tan básico como «¿En qué?». Ella dijo que hay que pasar página y se presentó como la candidata del cambio pese a que lleva tres años y medio en la Casa Blanca con un presidente que tiene sus facultades limitadas. Tampoco ahí mereció ninguna pulla de Trump. Todo lo que dijo el expresidente de ella es tan grandilocuente que sonaba falso. La acusó de ser marxista o el peor vicepresidente de la historia. Quizá hubiera sido más efectivo preguntarle por su plan de subir los impuestos por un montante de 5 billones de dólares. Pero Harris se fue de rositas.
Es importante señalar la enorme ayuda que tuvo Kamala Harris por parte de los moderadores que solo se dedicaron a contrastar las afirmaciones de Trump, pero no cuestionaron ninguna de las mentiras que profirió la vicepresidente, como cuando dijo que «no hay tropas americanas en zonas de combate». Me pregunto que pensarían de esa afirmación los familiares de los tres soldados norteamericanos –dos hombres y una mujer– asesinados y docenas heridos el pasado enero en Jordania en un ataque con drones de la milicia proiraní Kataib Hizballah. Sospecho que Harris no se ganó el voto de sus familiares. Como también le podían haber señalado las tropas embarcadas en el Mar Rojo y dedicadas a la intercepción de misiles disparados por los houthis. El fact checking en este debate sólo se aplicaba a Trump.
La mejor prueba de la victoria de Kamala Harris es que nada más acabar los demócratas empezaron a pedir otro debate en octubre, aunque ya no hay más previstos. Trump salió a decir que si pedían otro era porque habían perdido. Pero la verdad es que hasta los medios conservadores daban por ganadora a Kamala Harris. Y una de las razones evidentes fue porque a la hora de ir a captar votantes indecisos es mucho más efectivo hacerlo con una sonrisa permanente, como ella, que con cara de mala uva como él. Veremos cuánta relevancia electoral tiene finalmente el debate.