ABC – 21/05/17
· Firma un contrato con Riad para la venta de armas por valor de 110.000 millones de dólares para contrarrestar «la maligna influencia» de Teherán.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aparcado sus problemas domésticos a miles de kilómetros de distancia para comenzar su primera gira internacional desde que llegó al cargo. Sus dos primeras paradas son Arabia Saudí e Israel, tradicionales aliados de Estados Unidos que le piden dejar atrás la etapa de Obama para endurecer las medidas contra Irán, país al que consideran la gran amenaza y del que desconfían pese a la firma del acuerdo nuclear en 2015.
En la primera jornada de su visita, ambos países suscribieron acuerdos militares por valor de 110.000 millones de dólares, según un responsable de la Casa Blanca, que detalló que «este conjunto de material de defensa y de servicios garantiza la seguridad a largo plazo de Arabia Saudita y de la región del Golfo ante las amenazas… y la maligna influencia de Irán». El propio presidente norteamericano valoró su primer día en el reino como «una jornada formidable» gracias a los «cientos de miles de millones de dólares en inversiones en Estados Unidos y empleos, empleos, empleos».
A Donald Trump, acompañado de su esposa Melania, le esperaba a pie de pista el Rey Salmán, un recibimiento que no tuvo nada que ver con el que los saudíes dispensaron a Obama en diciembre, cuando no hubo ni cámaras en el aeropuerto. Ivanka, la hija mayor del presidente, y su esposo Jared Kushner forman parte de la delegación oficial estadounidense y, según destacaron varios medios, solicitaron la venia especial de un rabino para poder volar en Sabbat, día sagrado de los judíos.
Máxima distinción
La primera jornada de los Trump en el reino estuvo marcada por las reuniones de carácter económico y la firma de acuerdos millonarios para la venta de armas, temas que eclipsaron durante unas horas los problemas domésticos sobre los posibles vínculos entre su campaña electoral y Rusia. El Rey Salmán, que una vez en el Palacio Real condecoró a su invitado con la máxima distinción civil del país, el Collar de Abdulaziz al Saud, pidió a Trump «una nueva relación» entre Estados Unidos y los países musulmanes para «hacer realidad la seguridad y la estabilidad globales».
El pacto nuclear firmado por Obama con Irán fue muy criticado por Riad, que espera un cambio de rumbo en la Casa Blanca con nuevas sanciones y operaciones de fuerza como la efectuada a comienzos del mes pasado en Siria, cuando por primera vez desde el estallido de la guerra Estados Unidos lanzó 59 Tomahawaks contra un aeropuerto militar del ejército sirio, una medida aplaudida por el Rey Salmán. Y Trump y su equipo, aunque no aludieron a sanciones contra Irán, sí que se volcaron en apoyo de Arabia Saudí. La llegada a Riad del dirigente estadounidense coincidió con la reelección de Hasán Rohani como presidente iraní, pero el clérigo moderado necesitará algo más que un tono conciliador para convencer a Trump después de su paso por el reino saudí.
Diplomacia y petrodólares
Además de la multimillonaria venta de armas, el paquete económico saudí se completó con otra serie de contratos, que en conjunto se cifran en 380.000 millones de dólares, según anunció el ministro saudí de Relaciones Exteriores, Adel Al Jubeir, en una rueda de prensa junto al secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, quien subrayó que «esta cumbre ha enviado un mensaje a todos sobre la fortaleza de las relaciones» entre ambos países.
Los medios locales informaron del permiso otorgado por el reino a 19 empresas estadounidenses, entre ellas General Electric, Citibank y Boeing, para invertir en Arabia Saudí y destacaron el acuerdo alcanzado para la construcción en su país de 150 helicópteros Black Hawk. Esta diplomacia a base de petrodólares «es una forma de mostrar la buena voluntad de Arabia Saudí, de intentar recuperar el apoyo perdido en los ocho años de Obama para que Estados Unidos vuelva a ser un aliado en la lucha contra la mayor potencia terrorista de la región, que es Irán», opinó Salman al Ansari, responsable de Saprac, comité de relaciones públicas entre Arabia Saudí y EEUU. En opinión de Al Ansari, «la única forma de hacer el mundo más seguro es enfrentándose a la república islámica, pero no atacando el país directamente, sino atacando a los grupos terroristas a los que Teherán respalda en Siria, Líbano, Irak o Yemen», un discurso similar al que defiende Israel, próxima parada de Trump en su primer viaje fuera de Estados Unidos.
ABC – 21/05/17