Editorial-El Correo
- Dudas sobre los objetivos reales de EE UU cuando extrema el acoso a Maduro y a la vez anuncia el indulto al expresidente hondureño
El senador republicano Lindsey Graham lo expresa con descarnada sinceridad al elogiar «la determinación de Donald Trump de «lidiar con los países del califato de la droga que habitan nuestro ‘patio trasero’, principalmente Venezuela». El «cierre» del espacio aéreo venezolano, anunciado el sábado por el inquilino de la Casa Blanca, es de momento el último paso en la progresiva estrategia para hostigar a Nicolás Maduro. Para asfixiar el cielo de una nación tan dependiente del exterior. Y para mantener la amenaza de intervención armada después de semanas de gigantesco despliegue naval en el Caribe.
La justificación oficial de la operación estadounidense es el pretendido liderazgo del dirigente chavista en el tráfico de drogas hacia EE UU. Aunque los informes de la ONU descartan tal papel de Venezuela en lo referido a la cocaína y el fentanilo, Washington ha protagonizado desde comienzos de septiembre una veintena de ataques contra supuestas narcolanchas, con un balance de 83 muertos. Una ofensiva contraria al Derecho Internacional y que habría registrado incluso una decisión del secretario de la Guerra, Pete Hegseth, de ‘rematar» a supervivientes, seguida de la dimisión de su comandante de operaciones en el Caribe.
Los críticos con la diplomacia extractiva de Trump ven en su cerco a Maduro una agenda oculta: lograr un cambio de régimen, que quizá podría devolver al castigado país a la senda democrática pero que aspira en realidad tomar el control de las mayores reservas petrolíferas del mundo. A dañar a aliados de Caracas como Cuba y a cortocircuitar la creciente presencia china en Latinoamérica. El mismo presidente acaba de ensombrecer la sinceridad de su proclamado combate contra el narcotráfico al anunciar que indultará a Juan Orlando Hernández, exmandatario hondureño que cumple 45 años de cárcel en EE UU por su relación con la entrada en este país de cientos de kilos de coca. Mensaje que siguió a la directa injerencia trumpiana a favor de uno de los candidatos en las elecciones que ayer celebró Honduras.
Los siete millones de venezolanos forzados a salir del país y los treinta que padecen un Gobierno que prodiga penuria y falta de libertades merecen decidir su futuro en elecciones democráticas limpias. Pero pueden ver una vez más defraudada su esperanza si esta ha de llegar de la intervención militar de un líder en imparable deriva autoritaria.