Hugo Marugán-El Debate

  • Meloni se ha convertido en la primera dirigente europea en visitar Washington desde el anuncio de aranceles
Giorgia Meloni se ha convertido en la primera dirigente europea en visitar la Casa Blanca desde que, el mes pasado, Donald Trump volcó por completo el tablero internacional imponiendo aranceles masivos a todo el mundo. Desde entonces, el caos se apoderó de los mercados y de las relaciones internacionales, formando un efecto bola de nieve que ha provocado multitud de giros de giuon y, en última instancia, una tensa situación entre Estados Unidos y China mientras Europa se ha vuelto a quedar, una vez más, en segundo plano.

Con esto en la cabeza, el presidente estadounidense y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, han mostrado este jueves en Washington su disposición a avanzar hacia un acuerdo comercial que elimine los aranceles industriales entre ambos lados del Atlántico. «No creo que vaya a haber muchos problemas para cerrarlo», afirmó Trump durante un almuerzo con Meloni en la Casa Blanca, ante la presencia de cámaras y periodistas.

La visita de Meloni, en un momento de crecientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y la Unión Europea, busca abrir una vía de entendimiento con la Casa Blanca. Aunque la primera ministra italiana no puede negociar en nombre del bloque, sí ha reiterado su intención de colaborar para facilitar un pacto. «Estoy segura de que vamos a llegar a un acuerdo y estoy aquí para ayudar con eso», declaró.

El gesto de Trump de invitar a Meloni no solo al Despacho Oval, sino también a una reunión con su gabinete, ha sido interpretado como una señal de trato preferente hacia Italia frente a otros líderes europeos. «Es una gran primera ministra, está haciendo un gran trabajo», dijo el presidente, que ya había mostrado su simpatía por Meloni desde su primera campaña. De hecho, ella fue de los pocos líderes mundiales presentes en su investidura el pasado mes de enero.

En esta nueva visita, la europea ha vuelto a mostrar sintonía con el hombre más poderoso del planeta e incluso ha adaptado su famoso hacer América grande de nuevo entonando un «hacer que Occidente sea grande de nuevo». Trump, por su parte, insistió en que está cómodo cobrando impuestos del 25 % a la importación de coches, acero y aluminio y del 10 % con carácter general, unas tarifas de las que Europea no se ha librado al no estar incluidas dentro de los llamados aranceles recíprocos.

Europa, en segundo plano

Mientras Meloni gana protagonismo en Washington, la relación entre Trump y otros líderes europeos sigue siendo tensa. Las diferencias por la guerra en Ucrania, el acercamiento de Trump a Vladimir Putin y la imposición de aranceles sin consultar a Bruselas han debilitado la confianza mutua. Francia y Alemania, en particular, han criticado el giro unilateral de la Casa Blanca.

Durante su visita, Meloni también ha invitado a Trump a viajar a Italia, una propuesta que el presidente ha recibido con entusiasmo —este mismo fin de semana estará el vicepresidente J.D. Vance en Roma—. Un acercamiento entre dos países que busca otorgar algo de estabilidad en estos tiempos tan convulsos.

Inminente acuerdo de minerales

Por otra parte, Trump también ha indicado que el acuerdo con Kiev sobre la explotación estadounidense de recursos minerales ucranianos podría firmarse en torno al próximo 24 de abril. «Tenemos un acuerdo sobre minerales, que entiendo que se va a firmar el jueves», explicó el mandatario estadounidense.

Trump preguntó a continuación sobre el acuerdo al secretario del Tesoro, Scott Bessent, que aseguró por su parte que aún se están ultimando «los detalles» del pacto y que éste se firmaría «alrededor del 25 de abril», un día después de lo sugerido por el presidente estadounidense.

En todo caso, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó hoy mismo que los dos países podrían firmar de manera telemática el memorando de intenciones el 24 de abril. Bessent solo quiso añadir por su parte que el memorando consistirá «sustancialmente en lo que ya acordamos previamente».

El acuerdo preliminar marco que ambas partes debían haber firmado en la visita fallida del presidente Volodimir Zelenski a la Casa Blanca del 28 de febrero preveía la creación de un fondo de inversión conjunto dominado por Estados Unidos en el que se depositaría el 50 % de los beneficios que genere la explotación futura de los recursos naturales ucranianos.

«Entiendo que cumplirán con el acuerdo, así que ya veremos», zanjó hoy por su parte Trump, que ve el pacto como una compensación de Kiev por el millonario apoyo militar brindado por Washington desde el inicio de la invasión rusa en 2022.

Por su parte, la viceprimera ministra de Ucrania, Yulia Sviridenko, aseguró hoy en un mensaje en la red social X que ambas partes han logrado «progresos sustanciales» para la firma del mencionado memorando.

Además, el presidente estadounidense también señaló que espera que Moscú les proporcione «esta semana» una respuesta a la propuesta de Estados Unidos sobre un alto el fuego entre Rusia y Ucrania. «Tendremos noticias suyas esta semana, muy pronto, de hecho, y ya veremos. Pero queremos que esto pare. Queremos que cesen las muertes y los asesinatos», declaró a la prensa.

El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el enviado especial para Oriente Medio, Steve Witkoff, se encuentran de hecho en París para mantener contactos diplomáticos sobre ese conflicto con Francia y delegaciones llegadas de Kiev, el Reino Unido y Alemania.

«Creo que lo estamos haciendo bien en ese esfuerzo, pero queremos lograrlo y veremos si podemos. Piénsenlo: cada semana 2.500 personas mueren, en su mayoría soldados rusos y ucranianos. Si logramos salvar esas vidas sería algo muy positivo. Veremos qué podemos hacer. Creo que nos estamos acercando», dijo Trump.

El pasado viernes la Casa Blanca hizo saber que el mandatario republicano estaba «frustrado» con Rusia y Ucrania por la falta de avances en la negociación de paz, y ese mismo día instó a Rusia a «moverse» tras considerar que estaba muriendo demasiada gente.

En los últimos días varios altos funcionarios rusos insistieron en que, para el inicio de un proceso de paz, siguen en pie las principales demandas de que el Ejército ucraniano abandone el territorio de las cuatro regiones anexionadas por Moscú, reconozca la soberanía rusa sobre esos territorios y Crimea, y renuncie al ingreso en la OTAN, a lo que hay que sumar la derogación de las leyes que discriminan la lengua y la cultura rusas.