Pablo Martínez Zarracina-El Correo
- Leire Díez apunta un trayecto breve y perfecto: salió de las sombras y puede terminar a la sombra
En lo que parece un intento del Estado profundo por acallar el periodismo de investigación, la UCO detuvo ayer a Leire Díez. La llamada fontanera del PSOE completa así un circuito catastrófico. Consiste en ser detenida por la UCO medio año después de haber salido del anonimato para convertirse en una estrella precisamente por andar buscando trapos sucios del mando de la UCO que investigaba al entorno de Pedro Sánchez. Estos seis meses de Díez han sido pletóricos, grotescos, inenarrables. Nunca se vio a alguien salir de las sombras para quedar tan fascinado por los focos. Como es frecuente entre los espías con dominio de la mímesis, la fontanera pareció adaptarse a una nueva personalidad, solo que por alguna razón comenzó a imitar la imitación que Carlos Latre hacía de ella misma. Así la vimos protagonizar entrevistas, ruedas de prensa, incluso comparecencias en el Senado, en las que la conspiración se mezclaba con la comedia kitsch de un modo que solo podría alcanzar Almodóvar adaptando a Le Carré y poniendo a Willy Montesinos a interpretar al agente Smiley.
Ayer, sin embargo, la Guardia Civil llegó con el realismo y detuvo a un expresidente de la SEPI junto a Díez. Ambos están siendo investigados por amaños en la contratación pública en los que se vería envuelta Servinabar. Si lo recuerdan, es la empresa de la que no recordaba que era propietario al 45% Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE que salió hace no mucho de Soto del Real y sustituyó en el cargo a José Luis Ábalos, exministro de Transportes actualmente en Soto del Real. Estas coincidencias son ya frecuentes. El expresidente de la SEPI detenido es Vicente Fernández, exmano derecha de María Jesús Montero, que entre todas las empresas existentes terminó fichando por Servinabar. Su detención y la de Leire Díaz fueron ayer noticia mientras no dejaba de dimitir gente por denuncias de acoso sexual en el país. Siete años después de la moción de 2018, lo de la regeneración ética de la vida pública parece precipitarse hacia un final no solo sonado, sino también esperpéntico. Aunque no puede descartarse que todo vaya según lo previsto por el lado del periodismo de investigación y Leire Díez consiguiese ayer infiltrarse al fin en los calabozos.
Ortuzar
Puertas dobles
A partir de ciertos niveles, la salida de la política no resulta sencilla. Andoni Ortuzar, sin ir más lejos. Tras más de tres décadas en la vida pública, dejó en marzo de presidir el PNV asegurando que necesitaba tiempo para desconectar. También que su aspiración era retomar su vocación primera: el periodismo. Sin embargo, a la vuelta del verano, PwC ya lo había fichado como asesor porque -digámoslo claramente- nada le importan los sueños que pueda tener uno a las grandes consultoras. Pues las multinacionales son hasta peores.
Tres meses después, cuando a Ortuzar quizá le quedaba todavía alguna tarde libre para tratar de reconectar con su periodista, con su reportero interior, es la españolísima Telefónica quien lo ficha para incorporarlo al consejo de Administración de Movistar Plus+. En su regreso a la vida profesional, da la sensación de que al expresidente del PNV le ha pasado lo que alguna vez le pasó a cualquiera en un hotel: no logra salir de la puerta giratoria. Lo de la desafección política del personal la verdad es que es un misterio. «Habría que definir qué es una puerta giratoria para saber si este es un caso de puerta giratoria», reflexionó metódico José Blanco cuando a él le hicieron consejero de Enagás.