Turistas mediadores recomiendan errores o insidias

JUAN JOSÉ LABORDA MARTÍN, EL IMPARCIAL 02/05/2013

· El “Foro Social por la Paz” es un grupo de especialistas en conflictos bélicos que han estado en el País Vasco, siguiendo la estela dejada por aquel otro, presidido por Kofi Annan, que formuló la “Declaración de Ayete o Aiete”, el 17 de octubre de 2011, víspera de las últimas elecciones gubernamentales. Aquéllos pidieron a ETA que dejase las armas, y al poco tiempo, la banda declaró su conformidad con la petición, pero en absoluto se comprometió a disolverse.

En esta ocasión, “El Foro Social por la Paz” ha reunido personas con un nivel de reconocimiento social mucho más bajo. Estuvo Andy Carl, un graduado en literatura que ha fundado en Londres “Conciliation Resources”, una agencia que lleva a cabo misiones de pacificación en zonas del mundo en guerra. Andy Carl hizo de portavoz del grupo, cuando concluyeron sus trabajos en San Sebastián. Para inducir la idea de que su reunión era una segunda fase de la de Kofi Annan, Andy Carl volvió a servirse del palacio de Ayete para efectuar su declaración: “Las doce recomendaciones del Foro Social por la Paz”.

Desde luego ha tenido mucho menos repercusión que la reunión de octubre de 2011. Los grupos radicales abertzales han alabado las “doce recomendaciones”; el Gobierno Vasco, a través de su portavoz, y de su comisionado para estos temas, Jonan Fernández, las han valorado como un paso en la buena dirección, aunque mostrando desconfianza hacia ETA; el PNV y el PSE no han opinado (aunque parece que el PNV estuvo puntualmente informado del evento); el PP y el partido de Rosa Díaz, por el contrario, criticaron las “doce recomendaciones” por considerarlas de todo punto inaceptables. El Gobierno de la Nación ha preferido ignorarlas; y tal vez sea la “Fundación para la Libertad” la que ha hecho el mejor análisis crítico, en un documento llamado “12 denuncias para 12 recomendaciones”, tan sencillo como elocuente.

Luego me serviré de ese acertado documento.

Ahora me interesa un comentario sobre Andy Carl y sus declaraciones a la prensa, una vez que leyó “Las doce recomendaciones”. El periódico “Gara” (el continuador de “Egin”) le dio mucho espacio. Con un tono sosegado y reflexivo, Andy Carl demostró que no sabe nada del País Vasco, ni del presente, ni menos de su historia. Si tuviésemos aquellos ataques antiguos de dignidad herida ante la ignorancia extranjera, a Andy Carl le hubieran alcanzado silbidos de todas partes, incluso de aquellos vascos que quieren independizarse de España (y que le escucharon con más atención). Pero, en fin, la vídeo-cultura ha embotado nuestras sensibilidades, y lo que dijo Andy Carl se lo llevó el caleidoscopio de las noticias del día.

Pero dijo, entre otras precisiones, que ¡la experiencia de pacificación en Nagorno-Karabaj podía servir para el caso vasco! Citó otros, como Colombia, Sierra Leona, Filipinas, etcétera, pero ese ejemplo debería haber dejado pluscuamperfectos a sus gentiles anfitriones (el señor Garitano y la señora Mintegui, entre otros).

No se produjo ningún respingo. Probablemente porque muchos como yo, tuvimos que mirar el mapa para situar Nagorno-Karabaj en su sitio. ¡Hagan la investigación! Ese lugar está cerca del Caspio, y es un enclave armenio rodeado de nuevos Estados surgidos de la explosión de la URSS: Azerbaijan, Armenia y Georgia; junto a viejos Estados como Rusia, Irán y Turquía.

Como en otras nacionalidades soviéticas, la aplicación del derecho de autodeterminación -al principio (1918) y al final (1991) de la Unión Soviética- fue un método altamente eficaz para desencadenar horrendos conflictos civiles. Los sufridos habitantes de ese enclave sufrieron, la ultima vez, una guerra que duró de 1991 a 1994. Miles de muertos, violaciones masivas de mujeres, 800.000 refugiados en los países vecinos. Hoy Nagorno-Karabaj pertenece a un curioso club: “La Comunidad de Estados no reconocidos”. ¿Saben qué es eso? Embriones de Estado que nadie reconocerá nunca.

Así que la lógica de su declaración fue tan absurda como las comparaciones geográficas que hizo. Hay que ir por la calle con gafas enteramente de madera para afirmar, como hizo Andy Carl y sus “recomendaciones”, que en Euskadi hubo un conflicto bélico parecido al de Nagorno-Karabaj.

Ni hubo guerra; ni hubo un conflicto entre vascos; o de vascos contra españoles. Nunca hubo dos bandos enfrentados; y no porque ETA no hiciera todo lo posible para que sus asesinatos desencadenaran una espiral de violencia, arrastrando a toda la sociedad. Intentó enfrentar a quienes tenían lealtades con España con aquellos que se sentían nacionalistas vascos. Con todas las dificultades -y ésa es la grandeza de las víctimas de ETA- nuestro Estado constitucional, con sus políticos, militares, policías y jueces, etcétera, ha logrado que la fisura social separe a una mayoría pacífica de una minoría violenta; a los muchos que respetan la ley frente a los que (cada vez menos) se burlan de ella. La mayoría democrática ha vencido definitivamente a los señores del crimen y a sus partidarios. Es una memez, pero memez insidiosa, hablar de “proceso de paz”. ¡De qué guerra hablan!

Esa derrota ideológica de los terroristas les lleva a inventar un relato que cuente ese pasado de sufrimientos de la mayoría de los ciudadanos de tal manera que queden de víctimas también los responsables de tanta violencia injustificable. Por eso se traen de turismo a cuentistas ignorantes (¿y cínicos?) como Andy Carl. ¿Seremos capaces de ganarles también el último desafío cultural?

JUAN JOSÉ LABORDA MARTÍN, EL IMPARCIAL 02/05/2013