La nueva fase del caso del 3% pilló ayer a diputados y Govern por sorpresa. Superado el sobresalto inicial mientras se disipaban las nubes del procés soberanista, el Govern aprovechó para intentar reconvertir el golpe policial contra la corrupción en CDC en una batalla simbólica contra el Estado.
Poco después de que se conociera que agentes de la Guardia Civil estaban en el Palau de la Generalitat con un requerimiento judicial de información, desde el departamento de Presidencia se difundió que el conseller del ramo, Jordi Turull, «impidió» la entrada de los cinco policías al edificio. El propio Turull se autofelicitaba minutos después por su iniciativa en Twitter: «Colaboración con la Justicia, toda. Espectáculo y humillaciones en el Palau que desde hace siglos acoge a la Generalitat, ni una», publicó.
Fuentes judiciales, de la Guardia Civil y de los Mossos d’Esquadra consultadas por este diario, sin embargo, negaron que la oposición de Turull fuera la responsable de que los agentes esperaran durante más de tres horas en un despacho anexo a la entrada principal del Palau hasta que les entregaron toda la documentación. Estuvieron presentes también en la entrega de los papeles el fiscal José Grinda y uno de los dos comisarios que los Mossos tienen destinados en Barcelona. «Todo transcurrió con normalidad», coincidieron dos fuentes distintas.
La razón por la que el supuesto veto de Turull a los agentes carece de sentido reside, según fuentes judiciales, en que la orden del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) que esgrimieron respondía a un simple requerimiento de información. Un trámite para el que no es necesario que la policía judicial entre en ningún despacho. Entregan la orden y esperan a que le sea entregado lo que han ido a buscar. Caso contrario sería una orden de entrada y registro, para la cual sí tienen potestad para buscar por su cuenta las pruebas.
Turull aprovechó esa situación para apuntarse un tanto simbólico que fue muy aplaudido en las redes por el soberanismo y por miembros del Govern del PDeCAT. La Guardia Civil, por su parte, se llevó toda la documentación que fue a buscar.
La batalla por los gestos épicos que hizo suya Turull también provocó algún roce entre soberanistas. La ex presidenta del Parlament Núria de Gispert criticó a su sucesora, Carme Forcadell, por no poner impedimentos a la entrada de los ocho agentes de la Guardia Civil que acudieron a la cámara. «Yo no les dejaría entrar. [Jordi] Turull les ha impedido el paso en el Palau. Que entren en el Congreso que tienen mucho más trabajo», publicó.