ABC 22/09/13
· El programa dedicado a niños independentistas es fruto de 30 años de proselitismo mediático.
· Disputa entre CDC y UDC El director de Catalunya Ràdio, afín a Unió, amagó dimitir tras el caro fichaje de Terribas, próxima a ERC.
Premonitorio. Hace treinta años, el entonces presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, lanzó una frase que encierra la esencia de la televisión y la radio catalanas: «Si quieren cerrar TV3, que manden a la Guardia Civil». O lo que es lo mismo, Cataluña contra España.
El polémico programa en el que aparecían niños haciendo proselitismo de la independencia en términos bélicos —«Al final España se rendirá»— sirve de colofón a tres décadas de adoctrinamiento mediático. Tanto TV3 como Catalunya Ràdio nacieron en 1983 para eso: construir conciencias e identidades nacionales. El propio Pujol lo reconoció entonces, como ahora hace el Gobierno de Artur Mas, que identifica los medios catalanes con una «estructura de Estado». El «impasse» del Gobierno tripartito no menguó esa manipulación política de los medios públicos, que sufrieron el reparto de cuotas entre PSC, ERC e ICV, y solo tibias denuncias socialistas a la «costra nacionalista».
Es intocable
Hoy, la televisión y radio más cara de España (296 millones), que a duras penas puede enjugar su déficit (7,5 millones) y que se resiste a los recortes presupuestarios (reducción del 17 por ciento), es el principal altavoz del proyecto separatista de Mas. Por ello es intocable. También lo es para el Consejo de lo Audiovisual de Cataluña (CAC), que debe velar por la pluralidad de los medios públicos. El rodillo de CiU y ERC en su órgano de gobierno impide que prosperen actuaciones de oficio o denuncias contra programas descaradamente partidistas.
No se adoptarán medidas contra el controvertido programa infantil, como no las ha habido contra programas como «Adéu, Espanya!», «La Crida, història d’una resposta», dedicada a la organización radical independentista; «Independència pas a pas», o la cobertura informativa que el año pasado se hizo de la manifestación de la Diada —los dos consejeros del PSC y el del PP defendieron la reprobación—. El CAC sí actuó contra «Bestiari il.lustrat», donde se simularon disparos contra el Rey. La Justicia también intervino y el Gobierno catalán pidió disculpas. El Consejo tiene en sus manos el encargo que le ha hecho la Generalitat de indagar sobre las comparaciones entre soberanismo y fascismo que realizan medios no catalanes.
Decisivas en la movilización de la citada marcha independentista de 2012 y de la cadena humana que se organizó en la reciente Diada —tres helicópteros y 19 puntos de conexión televisiva al servicio del recorrido—, tanto TV3 como Catalunya Ràdio también han sido fundamentales en la consolidación de la inmersión lingüística aplicada por los sucesivos gobiernos autonómicos.
«El catalán es la lengua de uso de nuestros medios. Los profesionales, colaboradores fijos y, en general, todas las personas contratadas harán servir la lengua catalana en las intervenciones por antena y en esta lengua se difunden los contenidos, sean de producción propia o no», indica el Manual de Uso Lingüístico de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), el ente que controla unos medios más «nacionales» que públicos. La norma se extiende a los programas de debate, donde el libro de estilo dice que «en igualdad de méritos y cualidades, preferimos tertulianos que se expresen en catalán». Tanta entrega mediática a la causa soberanista ha contribuido a empeorar las relaciones entre CDC y UDC. El líder socialcristiano, Duran i Lleida, ha confesado en varias ocasiones que no le gustan ni las imitaciones que le dedica el programa de humor «Polònia» ni las que tienen al Papa o al Rey como protagonista, rol que desempeña el cómico Toni Albà, conocido por sus críticas a compañeros de profesión que no comulgan con el soberanismo. En este espacio, que TV3 emite en «prime time», la burla sobre todo aquello que se identifica con España tiene gran presencia.
Subvenciones
El actual director de Catalunya Ràdio, Félix Riera —afín a UDC—, amagó con dimitir tras el fichaje de Mònica Terribas como conductora del matinal de la emisora. Terribas es una profesional muy admirada por ERC, que apostó por ella durante el Gobierno tripartito y la convirtió en estrella de TV3. En Catalunya Ràdio cobra unos 200.000 euros al año, cifra muy elevada, pero que, según explica a ABC un periodista del medio, «es la tercera parte de lo que ganaba Manel Fuentes en ese mismo espacio», aunque en su caso con ese dinero se pagaba a los miembros de su productora.
La «operación Terribas» forma parte del intento del ente catalán de recuperar audiencia respecto a la radio y la televisión
del grupo Godó, muy mimado por las subvenciones del Gobierno catalán y que también hace propaganda del proyecto identitario de Artur Mas, con resultados exitosos. Dicho de otra manera: lo público y lo privado catalán compiten en soberanismo sustentados por las millonarias subvenciones de un deficitario Ejecutivo autonómico. ¿Perverso? Puede. ¿Caro? Mucho.
ABC 22/09/13