The Wall Street Journal. Yaroslav Trofimov-El Confidencial
- Las autoridades esperan enfrentamientos de tanques y artillería a gran escala, una vez terminada la cruenta primera fase del conflicto
Tanto Ucrania como Rusia han enviado refuerzos al este de Ucrania este fin de semana, preparándose para lo que probablemente se convierta en una de las mayores batallas de la guerra. Mientras, los refugiados siguen huyendo del inminente asalto ruso.
Ahora, el principal objetivo de Rusia es apoderarse de las zonas de la región oriental de Donbás que aún no están controladas por Moscú. A diferencia de la primera fase de este conflicto, que ya lleva seis semanas causando estragos, ese cambio está obligando a Ucrania a librar batallas convencionales con tanques, artillería y aviones en un terreno llano, y a menudo árido, que permite a Rusia aprovechar su superioridad en equipamiento militar.
Durante los últimos días, han empezado a llegar nuevas unidades rusas de tanques y artillería, así como fuerzas retiradas de las zonas cercanas a Kiev, a los lugares de concentración de la ofensiva al norte de la ciudad ucraniana de Izyum, según las imágenes mostradas por la televisión militar rusa. Ucrania también ha empezado a trasladar unidades de combate a Donbás desde las zonas del norte que recuperó tras la retirada de las tropas rusas.
Se siguen produciendo a diario escaramuzas a lo largo de la línea de contacto en Donbás y las regiones cercanas, con las fuerzas rusas tratando de entrar en la zona al sur de Izyum. Según los funcionarios occidentales y ucranianos, el momento en que se emprenda una gran campaña depende de Moscú, que puede intensificar la ofensiva de forma inminente con las fuerzas disponibles o esperar unas semanas para reconstituir las unidades que sufrieron pérdidas en el norte de Ucrania.
Según funcionarios ucranianos, es probable que los objetivos de Moscú vayan mucho más allá de tomar la región de Donbás. Opinan que Putin busca destruir las mejores unidades ucranianas en la batalla de Donbás para luego intentar de nuevo tomar el resto del país, incluyendo Kiev.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidió ayuda urgente ante esta nueva ronda del conflicto, advirtiendo de que Moscú no ha renunciado a sus aspiraciones de someter a Ucrania. «Rusia todavía puede permitirse el lujo de vivir con ilusiones, reuniendo artillería y tropas en nuestro suelo. Y eso significa que necesitamos aún más sanciones, y aún más armas para nuestro Estado», declaró en un discurso por vídeo a última hora del sábado.
En un intento de interrumpir un renovado despliegue de fuerzas ucranianas, Rusia ha afirmado que sus fuerzas llevaron a cabo ataques aéreos contra centros ferroviarios ucranianos. Según las autoridades ucranianas, el viernes murieron unas 57 personas en el ataque con misiles rusos contra la estación de tren de la ciudad de Kramatorsk, en Donbás, cuando estaba llena de civiles que intentaban subir a los trenes de evacuación hacia la relativa seguridad del oeste de Ucrania. Moscú negó haber llevado a cabo ese ataque en particular.
Durante el fin de semana, las autoridades instaron a todos los civiles de las zonas de las regiones bajo control ucraniano de Donetsk y Luhansk, que conforman Donbás, y de dos distritos de la región de Kharkiv, a utilizar todos los medios disponibles para salir inmediatamente. Organizaron trenes y autobuses adicionales.
Rusia lanzó el domingo varios ataques con misiles contra la región de Dnipropetrovsk, al oeste de Donbás, y destruyó la terminal del aeropuerto y otras infraestructuras en la ciudad de Dnipró y una instalación industrial en la ciudad de Pavlohrad, según informó la Administración regional. Hicieron saber también que seis miembros de equipos de rescate resultaron heridos en Dnipró cuando un misil ruso impactó por segunda vez en uno de estos lugares más tarde en el día. Según el gobernador de Kharkiv, las fuerzas ucranianas destruyeron durante la noche una columna rusa que se dirigía a Izyum. La afirmación no pudo ser verificada de forma independiente.
El Ministerio de Defensa de Rusia afirma que disparó misiles Kalibr hacia Dnipró desde una fragata de la flota del mar Negro y que sus misiles también alcanzaron la región meridional ucraniana de Mikolayiv y un aeródromo militar cerca de Kharkiv, donde sostiene que se destruyó un sistema de misiles antiaéreos S-300. Estas afirmaciones no han podido ser confirmadas de forma independiente. Dnipró, una de las mayores ciudades de Ucrania, es el centro logístico de las operaciones militares ucranianas en Donbás.
Los misiles ligeros suministrados por EEUU y Europa juegan un papel importante
El intento inicial de Rusia de tomar Kiev y otras ciudades del norte de Ucrania se derrumbó a finales de marzo, en parte porque las ágiles unidades ucranianas atacaron los tanques y vehículos blindados rusos utilizando tácticas de guerrilla, golpeando las largas líneas de suministro rusas que atravesaban bosques y pueblos cuyos residentes transmitían información a las fuerzas ucranianas. Los misiles ligeros y portátiles suministrados por Estados Unidos y sus aliados europeos, como el Javelin y el NLAW, desempeñaron un papel importante en ese éxito, al igual que los drones armados Bayraktar TB2, de fabricación turca.
Muchos grupos tácticos de batallones rusos que se retiraron del norte de Ucrania han quedado en un estado que no les permitirá volver a desplegarse en el frente del Donbás en breve, informan los funcionarios ucranianos y occidentales. «Hemos visto indicaciones sobre algunas unidades que han sido, literalmente y a todos los efectos, erradicadas», expresó un alto funcionario del Pentágono. Sostiene además que Rusia está tratando de movilizar a unos 60.000 reservistas para compensar la falta de personal.
De cara a la próxima ofensiva, Moscú ha nombrado responsable al general Aleksandr Dvornikov, que dirige el distrito militar del sur que es responsable de las operaciones en Donbás, según explica un funcionario estadounidense. En la fase inicial de la guerra, cuando Rusia atacó desde múltiples direcciones, los comandantes de cuatro distritos militares actuaron de forma autónoma, una falta de coordinación que, según los analistas militares, dificultó el esfuerzo bélico de Rusia. Moscú no ha hecho ningún anuncio oficial sobre el papel del general Dvornikov.
En el frente del Donbás, la situación táctica otorga la ventaja a Rusia. Los funcionarios militares ucranianos y occidentales han opinado que las líneas de suministro rusas son más cortas, y el área de operaciones más concentrada permite que Rusia utilice de forma más eficaz el apoyo aéreo. Este tipo diferente de guerra, con grandes formaciones enfrentadas en lugar de ataques de pequeñas unidades, es una de las principales razones por las que Kiev dice que necesita urgentemente armas pesadas, como artillería, tanques y baterías antiaéreas que la mayoría de los aliados occidentales se han mostrado reacios a suministrar hasta ahora.
«La batalla por Donbás recordará a la Segunda Guerra Mundial, con sus grandes operaciones y maniobras, la participación de miles de tanques, vehículos blindados, aviones y artillería. Y no será una operación local, a tenor de lo que vemos en los preparativos de Rusia», advirtió el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, tras reunirse con los ministros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte la semana pasada. «O nos ayudan ahora —y hablo de días, no de semanas— o su ayuda llegará demasiado tarde y morirá mucha gente».
Si bien Ucrania intentó inicialmente hacerse con sistemas de armas pesadas de diseño soviético que sus tropas ya están entrenadas para utilizar, el suministro limitado de este equipo y municiones, combinado con la perspectiva de un conflicto prolongado, ha llevado a Kiev a solicitar ahora la compra de armas pesadas estándar de la OTAN, explicó el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov.
«Las armas de fabricación soviética que hemos obtenido solo pueden fortalecer a Ucrania durante un tiempo breve», indicó en un discurso publicado por el Ministerio de Defensa. Afirmó además que Ucrania consiguió hacerse con la primera ronda de la guerra gracias a los combates de infantería de contacto cercano, pero ahora Rusia ha cambiado sus tácticas y está confiando más en la artillería de largo alcance, la aviación y los ataques con misiles, armas que Ucrania tiene una capacidad limitada para contrarrestar.
«La guerra está entrando en la fase de competencia por los recursos, que son casi ilimitados en Rusia en comparación con Ucrania», previno Reznikov. «Para ganar esta guerra, necesitamos un tipo de ayuda diferente a la que recibíamos antes».
Los líderes occidentales están intensificando su apoyo. El primer ministro británico, Boris Johnson, que estuvo paseando por Kiev con Zelenski el pasado sábado, anunció una nueva ayuda que incluye, entre otros, un componente militar que abarca 120 vehículos blindados y nuevos sistemas de misiles antitanques. Esto se suma al paquete del viernes de misiles antiaéreos de corto alcance Starstreak, 800 misiles antitanque más y munición de alta tecnología que quedan suspendidos sobre los objetivos para realizar ataques de precisión.
EEUU, Europa y Reino Unido suministran más ayuda a Ucrania
«Esta guerra se ganará en el campo de batalla», tuiteó el sábado el jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell. Viajó a Kiev el viernes, junto con la presidenta de la Comisión Europea, que después declaró que la UE ha propuesto un nuevo paquete de apoyo a los militares ucranianos por valor de 500 millones de euros, equivalentes a 544 millones de dólares, además de los 1.000 millones de euros asignados previamente para armas.
Estados Unidos anunció en abril una ayuda militar adicional a Ucrania de 400 millones de dólares, lo que asciende a un total de 1.400 millones desde que comenzó la guerra el 24 de febrero. Washington está suministrando misiles Javelin y Stinger, cientos de aviones no tripulados Switchblade y radares contra la artillería, pero, hasta ahora, ningún arma pesada como las solicitadas por Kiev.
Solo la República Checa ha suministrado tanques a Ucrania, enviando T72M de diseño soviético, mientras que Eslovaquia envió a Ucrania su sistema de defensa aérea S-300 tras desplegar baterías Patriot para sustituirlo.
Antes de que Rusia se embarcase en una invasión a gran escala en febrero, Ucrania controlaba alrededor de dos tercios de las regiones de Donetsk y Luhansk. El resto estaba gobernado por las denominadas repúblicas populares de Donetsk y Luhansk, estados creados tras la intervención de Rusia en 2014, cuando Moscú también se anexionó Crimea.
El presidente ruso, Vladímir Putin, reconoció estos proyectos de Estado en febrero, así como las fronteras que reclaman, que abarcan la totalidad de las regiones de Donetsk y Luhansk, incluidas las ciudades de Kramatorsk, Slovyansk y Severodonetsk, que siguen bajo control ucraniano.
Ucrania, por su parte, intenta lentamente retomar la única capital regional que sigue en manos rusas, la ciudad sureña de Kherson. Los combates se han extendido a las afueras del norte de la ciudad, con descargas de artillería que los residentes pueden oír casi todas las noches. El domingo, varios centenares de los habitantes de Kherson se reunieron en la ciudad con banderas ucranianas, para celebrar una manifestación de protesta que fue dispersada por las tropas rusas que disparaban al aire, según cuentan testigos presenciales.
A diferencia de lo que ocurre en las regiones del norte de Kiev, Chernihiv y Sumy, donde el apoyo a la independencia de Ucrania es muy elevado desde hace tiempo, Moscú puede contar con al menos cierta cooperación de los habitantes de Donbás y las zonas cercanas del este y el sur de Ucrania, donde una parte de la población simpatiza con Rusia. Según la Administración regional, en la región de Luhansk, cuatro alcaldes ya han cambiado de bando y han empezado a colaborar con los militares rusos, entre ellos el de la ciudad de Rubizhne, ubicada en primera línea.
En la sitiada Mariúpol, donde la feroz resistencia ucraniana continúa en algunas partes de la ciudad, atrayendo a una gran fuerza rusa, un miembro del ayuntamiento de un partido político prorruso ha asumido las funciones de alcalde, con el apoyo de las fuerzas de ocupación rusas, según parecen indicar sus apariciones en la televisión rusa. Ucrania ha declarado que ha incoado un proceso de traición contra él.
En Mariúpol ya han muerto bajo los bombardeos rusos al menos 5.000 personas, y posiblemente muchas más, según el alcalde electo de la ciudad. Los medios de comunicación estatales rusos suelen atribuir la destrucción de la zona, así como de otros lugares de Ucrania, a los «nazis» ucranianos que supuestamente bombardean sus propias ciudades para incriminar a Moscú.
En un momento de franqueza poco común, Aleksandr Sladkov, comentarista militar de la televisión estatal rusa, escribió en una publicación en las redes sociales que Mariúpol está siendo arrasada para dar un ejemplo al resto de Ucrania. «Que se enteren en Kiev y Lviv, Cherkasy y Poltava, Ternopil y Chernivtsi: si la ciudad no se rinde, es aniquilada», escribió. «Las ciudades del centro y el oeste de Ucrania también serán destruidas si deciden resistir ante las tropas rusas».
* Con la contribución de Max Colchester, James Marson y Gordon Lubold
* Contenido con licencia de ‘The Wall Street Journal’.