Ultimátum a Homs de sus socios el 20-D

EL MUNDO 07/05/16

· Los críticos de Unió sólo aceptan repetir coalición si CDC renuncia a candidato y siglas

Las malas perspectivas electorales están provocando turbulencias en Convergència. El partido, inmerso en un proceso de «refundación», no esperaba la repetición de las generales y la fecha del 26-J le coge a contrapié. Hasta el punto de que sectores del partido han puesto en duda que Francesc Homs deba volver a encabezar la lista, y de que es probable que la formación no pueda repetir la coalición con la que se presentó al 20-D.

Demòcrates de Catalunya, la escisión de Unió que acompañó a Convergència en las últimas generales, dio ayer un ultimátum a sus hasta ahora socios: o aceptan formar una candidatura bajo el nombre de Junts per Catalunya y con un candidato independiente o no se repetirá la coalición. En esa candidatura, que se llamó Democràcia i Llibertat, también se integró Reagrupament, un grupo escindido de ERC que ayer apoyó la propuesta de los críticos de Unió.

El portavoz de Demòcrates de Catalunya, Antoni Castellà, argumentó que «sólo tendría sentido» presentarse a las nuevas elecciones «si se aprovecha la oportunidad para configurar en el Congreso un frente común independentista», con el objetivo de «sumar suficientes diputados para hacer una política de bloqueo institucional en España hasta que desbloqueen el procés».

Castellà ve una «aplicación encubierta» del artículo 155 de la Constitución por parte del Estado para suspender de facto la autonomía catalana. Según él, las fuerzas independentistas deberían unirse hasta conseguir que el Gobierno retire todos los recursos a leyes y decretos catalanes, que la Fiscalía se aparte de todos los procesos contra cargos electos soberanistas y que se ponga fin al «ahogo económico» de la Generalitat.

Demòcrates, que logró un escaño en el Congreso por Gerona –el de Elena Ribera–, no quiere quedar diluido en una candidatura que lleve las siglas de Convergència.

En realidad, la idea inicial tanto de Demòcrates como de Convergència era configurar una lista conjunta independentista al Congreso que incluyera a Esquerra Republicana y a la CUP. Pero unos y otros la rechazaron hace días: los primeros porque prefieren presentarse con su nombre –sospechan que pueden consolidar su hegemonía en el soberanismo– y los segundos porque nunca concurren a las elecciones generales.

Una vez descartada esa propuesta –Artur Mas incluso se había ofrecido para encabezar esa lista conjunta independentista–, Convergència había decidido en esta ocasión recuperar sus siglas, tras dos convocatorias electorales orillándolas. Si a las últimas autonómicas se presentó junto a ERC en Junts pel Sí y a las generales como Democràcia i Llibertat, en esta ocasión la dirección de CDC creía tener motivos para reivindicarse.

El análisis más habitual dentro del partido de los nefastos resultados del 20-D –en 2011, todavía como CiU, logró 16 escaños, y en 2015 fueron ocho, la mitad– apunta a que tanto cambio de nombre confundió al electorado de Convergència. El líder del partido, el ex president Artur Mas, fue muy claro el pasado lunes: los militantes quieren que las siglas tradicionales figuren, «de una u otra forma», en la marca electoral para la repetición de las generales.

Fuentes del partido se inclinaban ayer por mantener esa iniciativa. El partido dispone ahora además de un elemento empírico: durante el proceso de refundación ha realizado encuestas entre militantes y simpatizantes, y una de las preguntas inquiere acerca de si prefieren mantener el nombre de la formación o cambiarlo por otro. La gran mayoría quiere que la palabra Convergència figure en las siglas tras la «refundación».

Sin embargo, la contestación a Homs, un dirigente muy vinculado a Mas, también es interna. Por primera vez en un partido tan poco dado a la disidencia como Convergència van a celebrarse primarias para elegir al cabeza de lista para el 26-J. Sílvia Requena, presidenta de la sectorial de igualdad y derechos civiles de CDC, que formó parte de la lista de Democràcia i Llibertat al Senado en las últimas elecciones, ya ha anunciado que plantará batalla a Homs por la candidatura.

Eso no significa, aseguran desde CDC, que haya riesgo de que el partido dé marcha atrás en el rumbo que ha emprendido desde hace unos años: Requena se define como «completamente independentista». Lo que sí puede cambiar es el ritmo que el partido quiere imprimir al proceso soberanista.

Desde hace semanas, los principales dirigentes de Convergència dan muestras de que quieren modular el desafío a la estructura del Estado. El presidente catalán, Carles Puigdemont, ya ha dicho que no piensa declarar la independencia en esta legislatura y abre la puerta a ser candidato en las próximas elecciones. Mas, por su parte, admitió el jueves que la secesión es casi imposible sin un pacto con Madrid e incluso alertó del peligro de salir del euro en caso de una separación unilateral.

MANIFESTACIÓN CONTRA EL TC
La CUP, con el apoyo de varios dirigentes de ERC, de Esquerra Unida y de los principales concejales de Ada Colau en Barcelona, ha convocado para hoy una manifestación para protestar «contra la ofensiva antidemocrática del Estado español», bajo el lema ‘Que ningún tribunal nos haga callar’.

Hasta 37 colectivos de izquierda firman un texto que reclama «a las instituciones catalanas, empezando por la Generalitat y siguiendo por los ayuntamientos, que aseguren la cobertura política, legal y económica de las personas encausadas» por haber apoyado en los consistorios la declaración soberanista del último 9 de noviembre en el Parlament. Los convocantes, en la línea de lo que lleva defendiendo la CUP desde el principio de la legislatura – lo que ya la ha enfrentado a Convergència – , piden que esa defensa llegue incluso a la «desobediencia a las leyes injustas».

La CUP, con el apoyo de varios dirigentes de ERC, de Esquerra Unida y de los principales concejales de Ada Colau en Barcelona, ha convocado para hoy una manifestación para protestar «contra la ofensiva antidemocrática del Estado español», bajo el lema ‘Que ningún tribunal nos haga callar’.

Hasta 37 colectivos de izquierda firman un texto que reclama «a las instituciones catalanas, empezando por la Generalitat y siguiendo por los ayuntamientos, que aseguren la cobertura política, legal y económica de las personas encausadas» por haber apoyado en los consistorios la declaración soberanista del último 9 de noviembre en el Parlament. Los convocantes, en la línea de lo que lleva defendiendo la CUP desde el principio de la legislatura – lo que ya la ha enfrentado a Convergència – , piden que esa defensa llegue incluso a la «desobediencia a las leyes injustas».