LA RAZÓN, 21/7/12
La reforma de la Ley Electoral que ultima el Gobierno no tendría el plazo suficiente para ejecutarse
MADRID- La diáspora vasca podría no tener tiempo para votar. La próxima semana se conocerá la disposición adicional que se va a incluir en la Ley Orgánica de Régimen Electoral (LOREG), por la cual las personas que se vieron obligadas a abandonar el País Vasco por el miedo y las amenazas puedan votar en las próximas elecciones autonómicas en el País Vasco. Pero un adelanto electoral precipitado no permitiría llegar a tiempo para elaborar el censo de los exiliados, por lo que todo depende de la «generosidad» del lendakari Patxi López.
Cuando el líder del PP vasco anunció la ruptura del pacto con los socialistas vascos a López le cogió la noticia por sorpresa y mostró en reiteradas ocasiones que no tenía ninguna intención de adelantar los comicios. Aun así ya sonaba octubre como fecha electoral ya que el lendakari no cuenta desde entonces con el apoyo suficiente en la cámara vasca.
El presidente del PP de Vizcaya, Antón Damborenea, se refirió ayer a esta «generosidad» del lendakari e indicó que la posibilidad de que en las próximas elecciones autonómicas voten los «exiliados» por ETA «depende de Patxi López», ya que «si como todos pensamos» los comicios «van a ser adelantados es evidente que esa reforma no tendría el plazo suficiente para llevarse a cabo». En un acto organizado en Getxo (Vizcaya), el dirigente popular subrayó que la reforma «lleva su tiempo» y lamentó que el PNV y su presidente, Iñigo Urkullu, «estén muy nerviosos, se echen las manos a la cabeza y digan que es alterar el censo electoral».
Ante la posibilidad de que los exiliados por ETA puedan votar, el dirigente vizcaíno subrayó que si el lendakari atrasa mucho los comicios autonómicos «igual daría tiempo a la reforma; si como todos pensamos van a ser adelantadas al otoño, es evidente que esa reforma no tendría el plazo suficiente para llevarse a cabo», consideró.
En este sentido, Damborenea reconoció que la reforma «lleva su tiempo» y destacó que el Gobierno central está intentando «paliar uno de los efectos del terrorismo en este país», informa Ep.
También se refirió al PNV y consideró que «no deja de ser triste que el señor Urkullu y el PNV estén muy nerviosos y digan que es alterar el censo electoral» el hecho de que puedan votar «vascos expulsados de su tierra por otros nacionalistas vascos, lo que le parece muy bien». «Y, sin embargo, se echa las manos a la cabeza diciendo que ¡cómo van a votar esos vascos expulsados por ETA!». Por último, hizo hincapié en que hay que intentar paliar los efectos del terrorismo «en todo los que se pueda» y uno de ellos «es éste». «Cuando matan a alguien es imposible recuperarlo, pero éste sí se puede recuperar y no tenemos duda de que, dentro de los plazos que corresponda esa reforma, se tiene que hacer», añadió.
La cifra que se baraja en los últimos meses sitúan el número de ciudadanos exiliados en torno a los 200.000 y 300.000. Aunque la cifra puede parecer elevada responde a la realidad en función de lo que ha sido la actividad de ETA y su entramado convertido en algunas zonas del País Vasco como un auténtico entramado dirigido a eliminar a todo el que no piensan como ellos. Los tentáculos del entramado etarra no sólo extorsionaban a empresarios, funcionarios, periodistas, jueces, fiscales…, también llegaba a amedrentar a los dependientes, quiosqueros incluso hacían la vida imposible a amigos de políticos, vecinos que se habían cruzado alguna palabra con alguien que no había colaborado con el llamado impuesto revolucionario o simplemente que entraban a tomar un café en el establecimiento cuyo propietario no era afín a la banda. Entonces los marcaban como «españolistas», y cuando eran asesinados los vecinos exclamaba con un «algo habrá hecho», incluso los entierros se realizaban de noche y las iglesias se negaban a celebrar el funeral. Muchos de esos exiliados huyeron del País Vasco porque consiguieron evitar la bomba o el cóctel molotov. La vida en el País Vasco se convirtió en algo insoportable. Todos ellos tienen derecho a acogerse a la iniciativa que promovió Basagoiti, quien aseguró que guste o no a los nacionalistas que los exiliados vascos puedan votar es «un hecho de justicia», algo que se va a aprobar y cuenta con el apoyo del ministro del Interior.
LA RAZÓN, 21/7/12