Editorial, LA VANGUARDIA, 20/10/12
Explica Florencio Domínguez -sin ninguna discusión, la referencia periodística a la hora de hablar de ETA-, en una magnífica crónica que publica hoy en la sección de Política del diario, que la banda terrorista ha sido la gran olvidada de la campaña electoral vasca, que se cerró anoche. Y ello, cuando se cumple hoy un año del anuncio de ETA de abandonar definitivamente la violencia, no deja de ser un hecho contradictorio. Por un lado, es positivo que gracias a la cooperación internacional y muy especialmente de la vecina Francia, a la exitosa acción policial que ha reducido la banda terrorista a la mínima expresión y al triunfo de los partidos democráticos, la campaña haya recuperado una normalidad que lamentablemente no habían tenido nunca unas elecciones al Parlamento vasco por culpa de ETA. La presencia de Bildu en estos comicios refuerza esa misma idea una vez que el Tribunal Constitucional ya validó en las últimas municipales su participación. Con todo, el hecho de que ETA haya quedado fuera de la campaña ha quitado argumentos a los que basaban toda su acción política en ir contra ella. En una frase acertada, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, señaló al iniciar su mandato que su objetivo principal era vivir sin ETA y no contra ETA. Eso, en una sociedad que ha sufrido en sus carnes la violencia extrema de los terroristas, no está siendo fácil, aunque tanto el PSE de Patxi López como el renovado liderazgo de Basagoiti en el PP, lejos de capitalizar el final de la violencia, afrontan estos comicios con enormes dificultades. Y eso que el sistema económico del concierto vigente en el País Vasco ha ayudado como en muy pocos sitios a amortiguar la crisis económica.
Editorial, LA VANGUARDIA, 20/10/12