RAMÓN PÉREZ-MAURA-EL DEBATE
  • España hoy es un país perverso en el que se hace lo imposible por borrar de la conciencia nacional los asesinatos de la banda terrorista y todos sus crímenes. Hay una razón muy sencilla para esta actitud: Sánchez es sostenido en el Gobierno por quienes ordenaron el secuestro y asesinato de Blanco

Esta semana se han cumplido 27 años del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. No es un número redondo de esos que nos parece más importante resaltar. Al contrario, podría perfectamente pasar desapercibido y a nadie le hubiera extrañado que no se evocara esa fecha.

Yo recuerdo perfectamente el momento en el que me enteré del secuestro de Blanco. Es igual que no te olvidas de cuando te enterase del 11-M o de la muerte de Francisco Franco. El jueves 10 de julio de 1997 yo estaba sentado en la redacción de ABC, al frente de la Sección Internacional, cuando pasadas las 18,30, Carlos Maribona, redactor jefe de Continuidad pasó junto a mi mesa y me dijo. «Han secuestrado a un concejal del PP en Ermua. Piden el acercamiento de todos los presos a las cárceles del País Vasco. Si no lo han hecho pasado mañana a las cuatro de la tarde, lo matan. Y lo van a matar porque piden un imposible». Como declararía posteriormente a la BBC Gustavo de Arístegui «Sabíamos desde el principio que iba a ser un asesinato a cámara lenta. ETA nunca tuvo la intención de ahorrarse la vida de Miguel Ángel Blanco. De hecho, habían recibido instrucciones de la jerarquía de ETA de asesinar a Miguel Ángel en cualquier caso». Arístegui era entonces el jefe de gabinete del ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja

Por increíble que nos parezca a los de nuestra generación, aquel asesinato que conmovió a España está hoy casi olvidado y, desde luego es desconocido por buena parte de las jóvenes generaciones, los que hoy en día están en la Universidad. ¿Es España un país amnésico? Por supuesto que no. España hoy es un país perverso en el que se hace lo imposible por borrar de la conciencia nacional los asesinatos de la banda terrorista y todos sus crímenes. Hay una razón muy sencilla para esta actitud: Sánchez es sostenido en el Gobierno por quienes ordenaron el secuestro y asesinato de Blanco y después se han negado a condenarlo.

Arnaldo Otegi nunca ha condenado el asesinato de Miguel Ángel Blanco ni ningún otro de los centenares de muertos causados por la banda terrorista. El 12 de julio por la mañana, cuando se reunió en Bilbao una inmensa manifestación –con la presencia del Príncipe de Asturias, algo inédito en nuestra vida política– en la que se exigía la libertad inmediata de Blanco, Otegi se fue a la playa a Zarauz. Ese era su concepto de la paz.

España está sometida hoy a las leyes de la desmemoria histórica que pretenden reabrir las heridas de una guerra que estalló hace 88 años, pero no se puede hablar de un bárbaro asesinato perpetrado hace 27 años y que provocó la mayor conmoción nacional. Una gigantesca manifestación recorrió el centro de Madrid apoyada por todos los partidos. Lo más triste del caso es que de aquel PSOE que en el momento del secuestro era liderado desde hacía 18 días por Joaquín Almunia, no quedan ni las raspas. Hoy es un partido al servicio de una persona. Y esa persona no tiene ningún inconveniente en servirse de los asesinos de 850 españoles para mantenerse en el poder.

La infamia de aquel asesinato es algo que por una mínima dignidad hay que mantener viva. Por más que se empeñen, algunos de nosotros, mientras vivamos, no olvidaremos.