Jesús María Zuloaga, LA RAZÓN, 20/4/12
Han pasado seis meses desde que ETA anunciara el «cese armado definitivo» con fines electorales (aunque, afortunadamente, el tiro le saliera, parcialmente, por la culata, ya que el PP se hizo con la mayoría absoluta, y no los que convenían al «proceso»). Además de Bildu, ahora tienen a Amaiur; ha «fagocitado», como pretendía, a Aralar; cada vez tienen más poder «institucional»; el nivel de chulería, terrorismo callejero y matonismo ha subido bastantes enteros; pero, afortunadamente, no se han salido con la suya en lo que a presos e independencia se refiere. Los que, pese a todo, no han cambiado son los que le decían al Gobierno socialista que la banda estaba derrotada y le aseguran lo mismo a Jorge Fernández, con el añadido de que ETA ya no tiene armas ni explosivos. Eso no parece cierto.
Para analizar lo ocurrido, hay que volver va leer los documentos que dieron lugar al «proceso». Decían los etarras en su famoso «cronograma», que había que establecer (que se establecieron) compromisos, PSOE, izquierda abertzale y comunidad internacional, (…) con el fin de pactar un «orden de acontecimientos básicos» para que el proceso democrático se asiente y dé paso al diálogo y negociación hacia el acuerdo político». Si será verdad, que ETA, en su último documento conocido, el EKIA 17, enviado a sus presos, decía textualmente: «El Estado no ha cumplido el compromiso» (se refiere al establecido por el PSOE con los intermediarios). «Está claro que el nuevo Gobierno del Partido Popular jugará a alargar la situación de bloqueo en todos los sentidos». Alguien les debió decir, y les mintió, que el PP iba a continuar con el «proceso» y las consecuencias de un hecho tan grave están todavía por conocerse. «El Partido Popular –añadía– ha salido muy fortalecido de las elecciones. Por eso, aunque nuestro impulso ha sido fuerte, no le ha obligado a dar pasos en el proceso de solución». Frase que habrá que tener en cuenta en los próximos meses, si como es previsible, ETA no se sale con la suya. Los que se aferran a la defensa del «proceso», subrayan que ETA no comete atentados ni roba a los empresarios. Pero se les olvida que mantienen todos los elementos necesarios para poner en marcha campañas criminales, y que lo puede hacer cuando le dé la gana, sin avisar, por más que anunciara el «cese definitivo». Con decir, (que ya lo ha dicho en los documentos internos) que no se han cumplido los compromisos, le basta. La banda no es una organización benéfica, que tenga por fin la justificación de lo que otros consideran la verdad. Tiene su «verdad» y le es suficiente.
Jesús María Zuloaga, LA RAZÓN, 20/4/12