Editorial-El Correo
- El líder chino planta cara a Estados Unidos y Europa con un intimidante despliegue militar en Pekín, arropado por Putin y el dictador norcoreano
La fuerza demostrada hoy al mundo por China con un poderoso desfile militar en Pekín, organizado con la excusa de conmemorar la rendición de Japón y el final de la Segunda Guerra Mundial, culmina la formación de un nuevo bloque de potencias unidas por su beligerancia contra Occidente. En la práctica, el surgimiento de este eje abre otro foco de tensiones en el agitado escenario internacional, territorio en el que parecía que Donald Trump se había hecho con la patente de la inestabilidad en exclusiva.
Está claro el papel que ha decidido desempeñar el líder chino, Xi Jinping, cuando plantea en compañía de Vladímir Putin y del dictador norcoreano que «la humanidad elija de nuevo entre la paz y la guerra». Se trata de un mensaje cargado de intimidación y más lanzado en mitad del fragor de la marcha celebrada en la plaza de Tiananmen, símbolo de la brutal represión del régimen contra cualquier petición de aperturismo. Una advertencia que remata una semana de legitimación del gigante asiático en el orden mundial después de haber reunido a los líderes de Rusia, India, Turquía, Irán o Bielorrusia en la cumbre de la organización de Cooperación de Shanghái. Un mundo autoritario para una época convulsa que debería servir de acicate a Europa para articular una reacción racional y actuar de justo contrapeso, siempre que sea capaz de superar la crisis que atenaza a sus principales socios comunitarios.
Es lógico que Trump, a punto de desatar en Venezuela otro frente con posibles efectos incendiarios en Latinoamérica después de bombardear una presunta ‘narcolancha’, vea una «conspiración» contra Estados Unidos en la imagen de unión ofrecida por Xi Jinping, Putin y Kim Jong-un. Y no solo por el armamento de última generación exhibido en el desfile. China se presenta al mundo como una potencia económica y comercial. Lo avala el convenio con Rusia para construir un colosal gasoducto que les abastecerá a un precio inferior al ofrecido por Europa.
La puesta de largo del nuevo bloque describe un peligroso escoramiento del orden internacional hacia las autocracias que eleva la alerta en Taiwán, amenazada por China, y en Ucrania, que busca a Europa ante la frustrante incapacidad de Trump para acallar las armas rusas. Está por ver la respuesta de Zelenski al ofrecimiento de Putin para reunirse con él en Moscú. Así soltado, tras la manifestación de fuerza en Pekín, parece poco menos que una ratonera.