El autor del atentado de Westminster, Khalid Masood, era un británico de 52 años, profesor de inglés y padre de tres hijos. Vivía en Birmingham, considerada como la capital del yihadismo británico, y allí mismo alquiló el coche todoterreno con el que causó la muerte de tres personas y provocó 29 heridos, antes de apuñalar a un policía en el recinto del Parlamento británico y de morir abatido a tiros.
El Estado Islámico reivindicó entre tanto el atentado, alegando que fue perpetrado por «un soldado del califato». La organización yihadista lo anunció en un escueto mensaje difundido por su agencia de noticias afín Al Amaq, como sucedió en los atentados inspirados por el grupo en Niza y Berlín.
Scotland Yard considera que Masood –detenido en dos ocasiones por «ofensa pública» y por posesión de «arma blanca»– actuó por cuenta propia y era un «lobo solitario».
Horas después del atentado y antes de conocerse la identidad del terrorista que el miércoles golpeó la capital británica, la policía detuvo a ocho personas y ejecutó seis operaciones en varios puntos del país, principalmente en Birmingham y Londres, bajo la acusación de estar preparando atentados terroristas.
Masood nació en el condado de Kent, posiblemente de familia de origen paquistaní o afgano. Según reveló la cadena Skynews era un «converso» al islam y un fanático del bodybuilding (culturismo).
Khalid Masood fue bautizado como Adrian Elms y se crió con su madre soltera antes de su conversión al islam. Según revela The Daily Mail, fue detenido en 2003 por apuñalar en la cara a un hombre, que resultó gravemente herido y necesitó cirugía estética. Cumplió condena de varios meses de cárcel y fue entre rejas donde fue «adoctrinado» por un grupo de extremistas.
Era padre de tres hijos, pero en los últimos años se le ha asociado con varias mujeres. Sus vecinos de Birmingham le describieron como un hombre religioso, taciturno y corpulento.
«Era un tipo amable, que pasaba mucho tiempo cuidando el jardín», declaró una vecina. «Cuando vi las imágenes en televisión, le reconocí como el hombre que vivía aquí al lado. La policía nos despertó por la noche aporreando la entrada de su casa y gritando: ‘¡Abran la puerta, abran la puerta!’».
Scotland Yard aseguró que no había sido «objeto de investigación» y que no había informes de Inteligencia relacionándole con actividades terroristas o con preparación de atentados. La policía reconoció, sin embargo, que el MI5 llegó a seguir sus pasos hace tiempo por sus posibles conexiones con el extremismo islámico y que era conocido con varios alias en el momento de su última detención en 2003 (la anterior fue en 1983).
Scotland Yard reconoció que actuó «inspirado por el terrorismo internacional». Según se desprende del mensaje del Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés), difundido por la agencia Al Amaq, el ataque pudo estar inspirado en el grupo que dirige Abu Bakr al Bagdadi y sus llamadas a atentar en Occidente, lo que descarta la tesis de una embestida dirigida desde Siria o Irak, según informa Francisco Carrión.
Es, además, la misma terminología empleada por la agencias de noticias en los ataques contra un mercadillo navideño en Berlín, el pasado diciembre, y en Niza, en julio. En ambos casos, el IS trató de apropiarse de la tragedia a través de un comunicado divulgado por Al Amaq. En los citados ataques, el autor fue tildado de «soldado del califato» que había acudido a la llamada del grupo a golpear las naciones que participan en la coalición que bombardea sus posiciones en Siria e Irak.
Los primeros detalles sobre el terrorista, que murió después del tiroteo y en el hospital, los dio la primera ministra Theresa May en el propio Parlamento, que reabrió sus puertas a primera hora de la mañana de ayer y en una señal de tantas de «vuelta a la normalidad» con la que el Gobierno británico respondió al ataque.
May confirmó que el autor era un ciudadano británico y había sido investigado por los servicios de Inteligencia MI5. La premier recalcó que era «una figura periférica» y «no formaba parte de las investigaciones recientes de los servicios de Inteligencia». May también aseguró que el agresor planeó el ataque, coincidiendo con el aniversario de los atentados de Bruselas, «inspirado por la ideología islámica».
La premier concluyó que la policía está convencida de que actuó «en solitario» y advirtió de que «no hay razones para creer que puede haber otros ataques inminentes», por lo que la alerta terrorista seguirá en el segundo máximo nivel.
«No estamos asustados», proclamó la líder conservadora, haciéndose eco de la consigna difundida desde la noche anterior por redes sociales. «Nuestra resolución nunca flaqueará frente al terrorismo», recalcó, en el momento de instar a los británicos a responder al atentado con «un millón de actos de normalidad». «Vamos a dar una respuesta que niegue la victoria a nuestros enemigos», dijo. «Una respuesta que les impida ganar y que muestre que nunca nos rendiremos. Nuestras calles están llenas, las oficinas y los cafés están rebosantes. Conforme hablo, millones de viajeros están subiéndose a los trenes y a los aviones para viajar la Londres y ver la mejor ciudad de la Tierra».
La inusual sesión parlamentaria, al día siguiente del cerrojazo de cinco horas por el atentado, estuvo precedida de un minuto de silencio por las víctimas. Los parlamentarios rindieron luego tributo a Keith Palmer, 48 años, asesinado a cuchilladas por el terrorista en la plaza que precede a la entrada del Parlamento.
Hubo también una mención especial para Aysha Frade, la profesora de español con raíces gallegas, que murió arrollada en el puente de Westminster, al igual que el norteamericano Kurt Cochran, natural de Utah, que celebraba el 25º aniversario de boda junto a su esposa.
De los 29 heridos graves, 12 son británicos y el resto de varias nacionalidades. Al menos siete de los heridos se encontraban ayer críticos.
Scotland Yard dio mientras más detalles sobre los ocho detenidos, bajo la acusación de «sospecha de preparación de atentados terroristas». Aunque la policía cree que Masood actuó en solitario, la investigación no descarta que existiera «una conspiración para dar apoyo a la ataque».
La mayoría de los arrestos se produjeron en Birmigham, la segunda ciudad británica, donde fue también detenido un hombre de 58 años. El resto de las operaciones policiales se realizaron en Londres, Brighton, Sussex, Gales y Carmarthenshire.
La capital británica fue recuperando poco a poco la normalidad y el Puente de Westminster volvió a quedar abierto al tráfico y a los peatones apenas 24 horas después del incidente. Cientos de británicos acudieron por la tarde a la vigilia por las víctimas a la que se sumó el alcalde musulmán, Sadiq Khan.
«La razón por la que los terroristas quieren atacar Londres es porque odian el hecho de que no sólo nos toleramos unos a otros, sino que además nos respetamos y lo celebramos, y así va a seguir siendo», dijo Khan, criticado el día anterior por Donald Trump Jr. por su tibieza a la hora de condenar el terrorismo.
El Consejo Musulmán Británico emitió por su parte una dura condena del atentado de Westminster. «Ha sido un ataque cobarde y depravado», declaró el secetario general Harun Khan. «No hay justificación para un acto así. La mejor respuesta a esta provocación es hacer una demostración de solidaridad».