Tonia Etxarri, EL CORREO, 5/9/12
Cuando Antonio Basagoiti pidió a Jaime Mayor, durante la tensa reunión del pasado lunes, que dejara de decir que va a ganar EH Bildu en las próximas elecciones vascas, es porque necesita movilizar a su electorado. No se lo están poniendo fácil en su propia casa quienes, desde las filas de su propio partido, están ejerciendo una labor de oposición de la que queda, de paso, liberada el partido socialista. La advertencia de que la mancha de Batasuna pueda llegar a extenderse por todo el País Vasco institucional, a un perímetro mayor del que le auguran los sondeos, es tan legítima como la preocupación manifestada, días atrás, por la vicepresidenta Sáenz de Santamaría ante la posible victoria electoral de las opciones nacionalistas.
Pero, lejos de aportar una información que ya disponen los ciudadanos vascos, un candidato a lehendakari del PP ni se puede permitir presentarse ante sus electores con el mensaje de que ETA nos va a ganar a todos, que ésa es la idea que están transmitiendo los críticos populares de Madrid, ni, por lo tanto, con la foto de una familia dividida. En primer lugar, porque la alarma sobre la «bajada del lobo» solo puede provocar una paralización de los electores que, presos del desistimiento, piensen que no hay nada que hacer. Y quizás tengan la tentación de quedarse en casa como reacción a los mensajes tan derrotistas. O una fuga de votos hacia el mal menor y decantarse, entre los mayoritarios, hacia el PNV.
En el PSE, Patxi López sale a la cancha diciendo que quiere ganar. UPyD, desde su acotada representación electoral del único escaño de esta legislatura, también insiste en que el libro de las elecciones vascas se escribirá en las urnas el próximo 21 de octubre. Son actitudes que reflejan más moral que Rafa Nadal en su larga rehabilitación. Pero que, sin duda, ayuda a dispersar la bruma de la derrota, antes de que empiece la carrera.
A Basagoiti, que ha tenido que aguantar no pocas chanzas de los mas ‘puros’ del PP, durante esta legislatura por no haber exigido a los socialistas algo a cambio de apoyar al Gobierno de Patxi López, no le hacen ningún favor quienes quieren poner la casa «patas arriba» cuando él ya está concentrado en el núcleo de su campaña. Se le nota harto. Cree que es injusto que el Ejecutivo de Mariano Rajoy tenga la nave con vías de agua provocadas por quienes le acusan desde la propia cubierta de incumplir su palabra. Pero él vive en el País Vasco. Todos los días. Lejos de las intrigas cortesanas. Y tiene una obligación electoral.
Por eso, con la querella que piensa presentar contra Laura Mintegi (EH Bildu) por haber insinuado que detrás del terrorismo callejero de Getxo podría estar el PP, además de buscar que la injusticia sea implacable con este tipo de insidias, pretende que los partidos democráticos se mojen. ¿Pactará el PNV con los herederos de Batasuna? Urkullu, ayer ya despejó buena parte de la incógnita al reconocer que, con quienes tiene problemas de entendimiento es con los populares y los socialistas. Y, de paso, dejó sobre la mesa el recordatorio de gobiernos minoritarios vascos. Que los hubo, sí. No sé si lo pillan.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 5/9/12