SANTIAGO GONZÁLEZ-El Mundo

Hay ocasiones, aunque raras, en las que uno tiene la tentación de ponderar algo de Sánchez. Un suponer, lo que dijo después de envainarse su empeño de celebrar un solo debate a cuatro en TVE. Cum Fraude veía «una anomalía» en la celebración de dos debates electorales en dos días consecutivos. «No hay precedente alguno en la historia de las democracias occidentales de un planteamiento semejante desde la invención de la televisión».

Tiene razón. Los cuatro candidatos que se batirán el cobre hoy ante Fortes volverán a batírselo mañana ante Ana Pastor y Vicente Vallés en Atresmedia. ¿Qué dirán mañana que no hayan dicho hoy? Serán los mismos sobre los mismos temas. Sí tendría interés un mano a mano entre los dos candidatos con más posibilidades de acceder a la Presidencia. Sí tuvo sentido el debate de las candidatas en TVE, con Cayetana Alvarez de Toledo e Inés Arrimadas frente a dos contendientas (ellas lo prefieren así), dos Monteras de muy distinto nivel intelectual, razonador y sintáctico, y dos adherencias irrelevantes: las de Aitor Esteban y la de Rufián haciendo de sí mismo. Tendría sentido un debate entre economistas para hablar del tema que les ocupa y no tener que oír a Echeminga presumir de la subida del SMI a 900 euros a unas alturas en las que ya se está notando la repercusión de la conquista en la tasa de paro.

Tampoco estaría mal un debate entre juristas de los distintos partidos para aclarar lo de los indultos al golpismo, a ver si el candidato Sánchez, además de haberse enterado ya de lo que es una nación, se entera también de que el Gobierno y sus socios nacionalistas no pueden ser una cámara de apelación frente a una sentencia del Tribunal Supremo, como se deduce de sus palabras: «Dejen a los jueces trabajar y luego lógicamente desde el Gobierno de España y también desde los representantes de los distintos grupos parlamentarios tendremos que hacer política».

En el debate de las mujeres fue impresionante la humillación a que sometió una impecable e implacable Cayetana a la ministra ‘Chiqui’Montero, que negaba precedentes de indultos a golpistas: general Alfonso Armada, 23-F, indultado por Consejo de Ministros el 23 de diciembre de 1988. El vicepresidente Narcís Serra, como si fuera Carmen Calvo, lo negaba la víspera.

O sea que esos dos debates se amontonan y tendría razón Sánchez si no fuese porque él es el responsable principal de todo el embrollo. La exactitud del reloj parado. Su empeño de meter a Vox como cuña contra sus dos adversarios le llevó a despreciar la televisión pública y optar por una privada. La negativa de la Junta Electoral le llevó a negar el compromiso asumido con la privada, para cantar su devoción por la pública y en el mismo día. Creía que podía doblarle la mano a todo el mundo al mismo tiempo. Sólo la gran probabilidad de verse solo en TVE, mientras sus adversarios debatían frente a un atril vacío, qué gran metáfora, debieron llevar a Iván a suplicarle como aquel personaje de Berlanga: «Que no, Pedro, que ya verás como volvemos a hacer el ridículo».

Por si TVE no hubiera sido bastante arrastrada, su rectificación para adelantar el debate a hoy fue dada a conocer por el Gobierno, no por la administradora única. Rosa María Mateo se reivindicaba en el Congreso: «Yo soy independiente y nadie me va a dar ordenes: ni ustedes, ni ustedes ni ustedes, porque no se lo consiento». Y no se va.