EL MUNDO – 20/12/14
· La acción cometida por Daniel Pérez ayer, empotrando su vehículo contra la sede central del PP, tendrá consecuencias.
· El ataque fallido cuestiona la seguridad del PP.
Además del monumental susto que provocó ante el temor inicial de un atentado terrorista, su ataque ha provocado un efecto inmediato: la revisión de los protocolos de seguridad. Porque los analistas policiales entienden que lo ocurrido ayer en el número 13 de la calle de Génova «tiene que hacernos reflexionar sobre cómo afrontar los riesgos».
No se trataba de un atentado. Se trató de la acción de un hombre, Daniel Pérez, de 37 años y originario de Bronchales (Teruel). El agresor estuvo ingresado en el psiquiátrico Royo Villanova de Zaragoza. Empotró a las siete de la mañana su vehículo, un Citroën Xantia, en la fachada de la sede de Génova 13. Rompió uno de los bolardos que impiden aparcar en esa esquina, reventó la reja de seguridad de la sede y logró acceder al hall de la sede del partido. Quedó frenado ante la primera escalera. Una empleada de la limpieza que estaba allí estuvo a punto de ser atropellada. En el vehículo había dos bombonas de butano y 5,8 kilos de nitrato amónico mezclado con combustible, un temporizador y un iniciador, fabricado con cabezas de cerillas.
«El fallo o no del artefacto iba a depender del iniciador, que eran cabezas de cerillas, y si lo hubiera encendido podría haber funcionado», indicó el mando policial. Pero el conductor no tenía la intención de inmolarse en el lugar, ya que avisó a los agentes que custodiaban la sede del PP de que el artefacto podía explotar «en una hora y media» a través de un temporizador. «Salid de aquí, salid de aquí», dijo a los policías cuando se apeó del coche.
Según explicó el jefe superior de Policía de Madrid, Alfonso Fernández, si hubiera estallado hubiera destrozado la planta baja y la primera planta y hubiera afectado a los edificios vecinos.
El conductor, que fue detenido inmediatamente por la Policía que realiza vigilancia y protección estática en la zona, aseguró que en el coche había explosivos y que estallarían en el margen de una hora. Aseguró que era un empresario y que lo había perdido todo, cuando, en realidad se trata de un parado que, además, es conocido en su localidad como El loco del pueblo, según explicó Fernández.
El único móvil que ha alegado el detenido es que «quería atentar contra toda la clase política, no de un partido en concreto, porque los políticos le habían causado la ruina», relató el jefe superior de la Policía de Madrid. «Estaba harto de la situación y por eso quería una acción reivindicativa».
Los operativos alertaron a la sala del 091 y en cuestión de minutos se puso en marcha el clásico (que no olvidado) dispositivo de emergencia ante atentados terroristas. La zona, una de las principales de Madrid, quedó acordonada por la Policía, un radio superior a los 500 metros de seguridad. Los Tedax (los especialistas en desactivación de explosivos) hicieron su aparición y se hicieron cargo de las pesquisas hasta que pudieron certificar –tres horas después– no sólo lo que había en el vehículo del asalto, sino que no existía el riesgo de que estallara.
El mando de Madrid explicó que la facilidad con la que el coche accedió a la sede del PP obligará a reconsiderar las medidas de seguridad del edificio. «Se abre un periodo de estudio» para analizar por qué el coche pudo llevarse por delante el bolardo con tanta facilidad, ya que estas barreras sólo afectaron levemente a la rejilla del coche, que sólo se dobló. «Hay que plantear mejorar la resistencia de esos bolardos», apuntó Alfonso Fernández, quien felicitó a todas las unidades que participaron en el despliegue, que calificó de «éxito».
Una vez que la Policía levantó el cordón de seguridad, a la sede del PP se acercaron tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal.
EL MUNDO – 20/12/14