Carlos Martínez Gorriarán-Vozpópuli

  • No piensa convocar elecciones porque seguramente le expulsarían de la Moncloa y eso sería malísimo para el país, que es su finca

Pedro Sánchez llama prevaricadores a los jueces que investigan la corrupción de su Gobierno y familia en la televisión que ha colonizado como otra oficina de Moncloa; se toma unas vacaciones eternas en un palacio público, que también ha privatizado, mientras el país arde literal y metafóricamente; anuncia tranquilamente que piensa “gobernar” sin Presupuestos -la Constitución gruñe, pero no muerde-, y que no piensa convocar elecciones porque seguramente le expulsarían de la Moncloa y eso sería malísimo para el país, que es su finca. Palabras y actos de un auténtico dictador, al que solo le falta encarcelar a quienes osen criticarle o sean una molestia para sus planes: todo lo demás, ya lo hace. E impunemente, de momento.

Hoy es posible instaurar una dictadura manteniendo elecciones trucadas, permitiendo una oposición inútil y fingiendo restos de Estado de derecho

Lo único que le falta a Pedro Sánchez para redondear su identidad dictatorial es instaurar una auténtica dictadura, y la blanda laxitud de la posmodernidad ayuda enormemente: como han demostrado los cuates del Grupo de Puebla, hoy es posible instaurar una dictadura manteniendo elecciones trucadas, permitiendo una oposición inútil y fingiendo restos de Estado de derecho. Y el proceso está más avanzado de lo que parece. Vamos a verlo en tres instantáneas que pertenecen más a la vida cotidiana que a la de las elevadas pero corrompidas instituciones del Estado (algunas de forma quizás irreversible, como TVE o la Fiscalía General del Estado).

Vuelta ciclista a España

La mayor prueba ciclista de España está siendo amenizada este año por el espectáculo de su batasunización descarada. Activistas perfectamente sincronizados interrumpen la carrera en sitios bien elegidos para que los medios magnifiquen la hazaña: el objetivo es expulsar de la Carrera, una vez iniciada (subrayo), a un equipo de Israel que fue aceptado como los demás. Llevan pancartas de solidaridad con Gaza, en realidad con Hamás, y ataques antisemitas a Israel. Igualmente podían llevar pancartas en apoyo a ETA y exigiendo la independencia: son los mismos, o sus hijos, con las tácticas de siempre, de eficacia más que demostrada.

Podrían parecer activistas razonables para sus amigos y simples gamberros para los demás, pero las declaraciones de un tal Kiko García, alto cargo de la Vuelta, despeja todas las dudas: es una operación política muy bien pensada. El tal Kiko dice que la solución para acabar con los incidentes es que “el propio equipo Israel se diese cuenta de que estando aquí no facilita la seguridad de los demás”.

Una lucha por la dictadura total disfrazada de apoyo a Gaza. Y es exactamente el argumento de los etarras para que los amenazados nos marcháramos del País Vasco: por la seguridad “de los demás” (yo mismo y varias docenas de profesores de la UPV-EHU tuvimos que dejar muchos años de trabajar por esa “prudencia”; seguimos sin que nadie lo reconozca y nos compense). Puro terrorismo argumental.

Bildu es el socio preferente de Sánchez, presidente de un gobierno antisemita, y el sanchismo no es otra cosa que catalanización y vasquización separatista de la política para demoler la democracia

¿Y qué tiene que ver este “incidente” con la dictadura a la pueblana que busca Sánchez? Dos cosas esenciales: Bildu es el socio preferente de Sánchez, presidente de un gobierno antisemita, y el sanchismo no es otra cosa que catalanización y vasquización separatista de la política para demoler la democracia. Los tontos pueden dudar de si la ruina de la Vuelta y su conversión en aquelarre antisemita tiene las bendiciones de Moncloa, y por supuesto de Ajuria-enea -que ha ordenado a la Ertzaintza permitir el boicot a los judíos-, pero los inteligentes no deberían permitírselo.

Las mafias y los menas

El malestar con los inmigrantes menores sin papeles, popularmente menas, está acabando en protestas. La última en Hortaleza, donde un mena de 17 ha sido acusado de violar a una niña de 11. Hemos sabido también que el Gobierno consideró excesivas las medidas de seguridad del centro de acogida. Pero, aunque el Gobierno, y no solo él, se empeñe en negarlo, ya no hay duda de que la del mena es una industria ilegal semejante a la del alcohol prohibido durante la Ley Seca en la patria de Trump, pero con adolescentes.

Mafias de tráfico humano traen menores exportados por familias pobres que se endeudan con la esperanza de que los críos manden a sus casas remesas de dinero (que vienen de perlas al país exportador). Efecto de que la ley española sea puro efecto llamada: prohíbe devolverlos a casa y corre con todos los gastos de una socialización rechazada. Añadamos que el radicalismo pequeño-burgués de la opinión pro-mena (actitud consistente en demoler el sistema sin renunciar a ninguna ventaja del sistema a demoler), alimenta con su falsa superioridad moral la indignación de la inmensa mayoría, abonando a conciencia actitudes más peligrosas.

Mientras tanto, Sánchez permite el tráfico de seres humanos y traspasa a las CCAA el problema porque le sirve para alimentar la división política y el desprestigio institucional. Pero es pura ineptocracia, y su estupidez le impide entender las consecuencias: seguramente le expulsará del Gobierno.

Escuela «atea y progresista»

El Mundo publicó un reportaje sobre el caso de un niño de 12 años que ni sabía escribir su nombre, salido de una escuela pública progresista catalana. La denuncia provenía de su propia madre, que con inusual sinceridad se definía “un poco jipi (sic), atea y progresista”; reconocía el error y ahora manda a sus vástagos a un colegio católico más de fiar. En cualquier país ilustrado sería un gravísimo escándalo, pues demuestra que algunas escuelas públicas fabrican analfabetos funcionales. Eso sí, con perspectiva de género queer, pacifista y alternativa, animalista, antisemita e hispanofóbica.

La degeneración escolar es efecto de la colonización del Estado por paleoizquierda y separatistas, comenzando por la estratégica y muy accesible educación pública.

Una explicación socorrida es que la paleoizquierda prefiere analfabetos más proclives a votarles. Pero el problema es otro y es doble. Primero, el asombroso desdén español por la educación en todas sus etapas: este caso de analfabetismo inducido debe completarse con la cátedra ful de doña Begoña Gómez, concedida por la Complutense a cambio de negocios con Moncloa. A casi nadie le importó un comino hasta que un juez entró en el asunto por un problema menor, la propiedad de un instrumento digital.

Segundo, la degeneración escolar es efecto de la colonización del Estado por paleoizquierda y separatistas, comenzando por la estratégica y muy accesible educación pública. A la derecha y establishment la escuela les da pereza, porque mandan a sus niños a centros privados o concertados de confianza; creen que no les afecta.

Después de Sánchez, el diluvio

El problema que enfrentaremos cuando desaparezca Sánchez es un Estado colonizado a la pueblana, convertido en partido golpista en la sombra con un poder ominoso, penetrado desde el deporte hasta la escuela, pasando por las instituciones más aparentes y no menos carcomidas. Es todo lo que hace falta para que el dictador tenga, por fin, la dictadura que le apetece.