DIARIO VASCO, 20/11/11
La cita de hoy con las urnas confirmará la vuelta del PP al poder en España y preludiará el escenario vasco de cara a las autonómicas
LA hora del cambio en España ha llegado. Más de 35 millones de ciudadanos están llamados hoy a votar en las elecciones generales que llevarán al PP al poder siete años después. No hay vuelta atrás. La crisis económica que azota a Europa y que no da respiro al país ha laminado cualquier opción del candidato del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha vivido una campaña llena de encuestas vaticinando una holgada mayoría absoluta de su oponente.
Así las cosas, la principal incógnita electoral radica en conocer el alcance de la debacle socialista. Si el resultado queda muy por debajo de los 125 escaños de Joaquín Almunia en 2000, cuando José María Aznar logró la mayoría absoluta con 183 diputados, se abrirá una crisis interna que podría acelerar la convocatoria en el PSOE de un congreso extraordinario para elegir a su nuevo secretario general. Una convocatoria que podría anunciarse con carácter inmediato.
Pero tampoco el PP tendrá un lunes victorioso. La complicada situación económica, con España rozando a diario la zona de rescate, va a obligar a Rajoy a ponerse las pilas casi desde el momento en que esta noche salga al balcón de su sede en la madrileña calle Génova para celebrar el triunfo con sus seguidores. Algo que obligará al Ejecutivo saliente y al PP a pactar una transición ordenada desde el primer día para poder adoptar las medidas necesarias que tranquilicen a los mercados y eviten la subida de la prima de riesgo.
El empeoramiento progresivo de la situación económica ha podido lastrar las pocas opciones de Rubalcaba de recortar terreno. En el otro lado de la balanza habrá que ver hasta qué punto despierta el voto dormido del PSOE ante la avalancha ‘azul’ del PP que se avecina. Una marea que se sumaría a la registrada en las municipales de mayo, que ha dejado el poder socialista reducido a Euskadi y a Andalucía, comunidad donde habrá elecciones en cinco meses y con el PP favorito.
La movilización de última hora es la estrategia que el PSOE ha llevado a cabo en el tramo final de la campaña. Así lo explicaba el otro día en Bilbao el propio Rubalcaba: «Hay que intentar que la gente entienda que votar al PSOE es útil y subir la moral de la gente después de las encuestas». En ello ha estado un aspirante socialista que en ningún momento se ha escondido ni bajado la guardia. No obstante, la desventaja es tan amplia que sólo a partir de una participación alta que supere el 75% de 2008 puede el PSOE pensar en maquillar los resultados.
La participación, clave
Precisamente en la participación estará la clave en Euskadi, donde hay expectación por comprobar si los vientos que soplan al sur del Ebro son los mismos que aquí. Es decir, si el PP también se dispara y empuja en el triunfo de Rajoy o simplemente logra un resultado bueno beneficiándose de la mayoría absoluta. La obtención o no del segundo escaño alavés marcará esa barrera.
La previsible marea del PP puede ser un factor que ayude al PSE-EE a lograr un buen guarismo esta noche en Euskadi a modo de reacción. Los socialistas han apelado las últimas semanas al «miedo a la derecha» y creen que puede cundir en mayor medida en Euskadi, que siempre presenta un comportamiento en las urnas diferente al del resto de comunidades. Las encuestas han estado del lado de los socialistas vascos y les daban cinco escaños, un número soñado a pesar de que el PSE-EE parte de la histórica cota de los nueve logrados con Zapatero. El segundo en Gipuzkoa se antoja clave y se decidirá en unos pocos sufragios.
Los partidos coinciden en que la participación en Euskadi será superior al 64,9% de 2008, que en Gipuzkoa bajó hasta el 58,2%. Diagnostican que cuanto más suba más beneficiará al PSE-EE, porque significará que moviliza a los suyos. Por el contrario, creen, salvo la izquierda abertzale, que una alta abstención ayudaría a Amaiur y su sólido suelo electoral.
La crisis y la continua convulsión de los mercados han desplazado de la primera línea al debate sobre la paz y el final de ETA, algo que en principio perjudicaría las opciones de PNV y Amaiur. Pero los abertzales no aceptan ningún papel secundario. Todo lo contrario. El PNV aspira a ser la primera fuerza en la Comunidad Autónoma Vasca, a partir de su fortaleza en Bizkaia, y lograr los cinco asientos que le den grupo propio. La llave reside en recuperar el voto que se fue a Bildu y evitar fugas al PP, sobre todo en territorio vizcaíno y en Araba, donde debe amarrar su escaño. Urkullu y Egibar no se han cansado de recordar que la lucha Rajoy-Rubalcaba está sentenciada y que lo «útil» es votar al PNV.
Gipuzkoa es el territorio donde a priori más dificultad podrían tener los jeltzales para recuperar terreno. La fortaleza de Amaiur en este territorio es indudable. El reto de esta coalición es movilizar a los sectores más reacios a participar en unas «elecciones españolas». Si lo logra, y arrastra la mayoría del voto de Aralar, rozará el tercer escaño en Gipuzkoa y tendrá alguna posibilidad en Álava. De una de esas dos variables dependerá lograr grupo propio, con el escaño de Navarra, donde se atisba una amplia victoria de UPN-PP.
Las elecciones en Euskadi, las primeras tras el final de la violencia de ETA, también abren otro ciclo. Reajustarán el mapa político vasco, con cuatro grandes fuerzas. Y dibujarán el nuevo escenario resultante tras la vuelta de la izquierda abertzale. Toda una pista de salida para las autonómicas de 2013, que podrían ser adelantadas o no en función de la fortaleza o debilidad con la que salgan esta noche las distintas fuerzas, en especial el PSE, partido en el Gobierno Vasco, y el PNV, formación que más ha reclamado el adelanto.
El 20-N pone también fin al mandato de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno. Llegó de forma inesperada en 2004, 72 horas después del 11-M, y se va siete años y medio después con un legado de conquistas sociales y el final de ETA bajo el brazo. Pero su fallida gestión de la crisis ha sepultado las esperanzas de su partido. En todo caso, Zapatero se va con la curiosa estadística de ser un presidente que nunca ha perdido unas elecciones.
DIARIO VASCO, 20/11/11