EL MUNDO 02/10/13
VICTORIA PREGO
Con la colaboración del Partido Socialista, cosa inaudita, se va a organizar en el Parlamento catalán una comisión de estudios sobre el derecho a decidir que tiene la pretensión de dotar de alguna base teórica, o académica, o algo, esa entelequia para eludir la realidad de lo que verdaderamente se trata, que es el derecho de autodeterminación.
Y dado que ese derecho no tiene aplicación ninguna en el caso de Cataluña, por las razones de sobra conocidas, ahora se ha acuñado este derecho a decidir que no existe en el derecho ni tampoco en la práctica internacionales. Pero el independentismo catalán está dispuesto a innovar y a introducir ese concepto en los tratados del mundo bajo el principio de que la supuesta «voluntat d´un poble», que es la suya, puede torcer todos los tratados y saltarse todas las constituciones.
Y, en perfecta línea con el delirio que domina a los líderes catalanes, han invitado a nada menos que ArnaldoOtegi para que les ilustre con un escrito y les aporte sus reflexiones. Un terrorista que ahora mismo está en la cárcel por eso, y que ha sido condenado repetidamente por pertenecer a ETA, por colaborar con ella y por enaltecer a la banda, ha sido considerado por el Parlamento catalán una voz de autoridad para ilustrar a la Comisión de Estudios sobre este disfraz del derecho de autodeterminación que se han inventado los independentistas catalanes.
Si los demás invitados tuvieran un mínimo respeto a lo que ha sido la dolorosa historia reciente de España, Cataluña incluida, deberían negarse a participar en un foro que contuviera a semejante compañero de ponencias. ¿Va a participar Roca, padre de la Constitución española, en ese maridaje? ¿O RubioLlorente, que fue presidente del Consejo de Estado y vicepresidente del Tribunal Constitucional? No resulta creíble. Ni aceptable.
La inclusión de Otegi, que ha sido propuesta por la extrema izquierda independentista de la CUP, es la prueba de hasta qué punto la clase política catalana, con las excepciones conocidas, ha perdido las referencias y los valores esenciales que se le pueden exigir a todo líder político en una democracia seria.
Ahora dirán que se aceptó lo de Otegi para preservar el consenso entre los partidos convocantes. Pero es que no puede haber consenso con según qué cosas, y ésta es una de ellas. Es de todo punto injustificable y coloca al Parlament en un punto de abierta inmoralidad en el que no debía haber caído.
Eso al margen de que, por mucho ponente que vaya, por muchas aportaciones que se hagan, será imposible disfrazar el hecho de que lo que los independentistas quieren es un derecho de autodeterminación que es sideralmente ajeno a las condiciones en que Cataluña disfruta de las libertades de un país democrático como es España. Así que, sobre inútil, la participación de Otegi convierte a esta Comisión en intolerablemente escandalosa.