Un fichaje escorado

TONIA ETXARRI, EL CORREO 30/01/13

· Si Urkullu, «el lehendakari de los acuerdos» como gustó presentarse nada más comenzar su mandato hace apenas dos meses, hubiera pensado tan sólo un poco en las víctimas de ETA, habría dado una vuelta más a su círculo antes que fichar a Jonan Fernández. Se da por descontado que en cuanto los gobernantes seleccionan a los más sometidos a los intereses de partido, salvo excepciones como la de Obama cuando quiso tener en la Casa Blanca al experto más solvente en economía aunque no perteneciera a la familia demócrata, se estrecha el panel de posibilidades. Pero no se trata, en este caso, de la economía. Se trata de la política de la justicia, la dignidad y los derechos humanos.

A la hora de elegir al responsable de un área tan delicada y vidriosa como la de la convivencia posterior al final de ETA, Urkullu debía haber sido más cuidadoso. Para gestionar el fin del terrorismo, el PNV sabe que es injusto, por falso, instalarse en la equidistancia admitiendo, como pretenden imponer los herederos de Batasuna, que existieron dos bandos confrontados y que, en uno de ellos, estaba ETA defendiéndose del Estado. En un país tan pequeño como el nuestro, todo el mundo se conoce.

Y a Jonan Fernández, el máximo exponente de la teoría del conflicto que convirtió la coordinadora sobre la autovía de Leizaran en la plataforma Elkarri para forzar negociaciones entre ETA y el gobierno de turno, se le ha visto instalado en la burbuja de la mediación desde hace demasiados años.

Cuando sacó el as de la manga, en el año 92, para presentar en sociedad a Elkarri, Juan Mari Atutxa, entonces consejero de Interior, dijo que habían sido «ETA y su entorno» los promotores de la transformación de la primitiva coordinadora en el movimiento en favor de «la paz y el diálogo» que no debía exigir como requisito previo la disolución de la banda. Y ahí ha seguido Jonan. Dedicado, en los últimos años a promover encuentros desde la Fundación Baketik, impulsada por los franciscanos de la basílica de Aranzazu. Instalado en la «resolución del conflicto» sin necesidad de que nadie le presione para que pida a ETA que se disuelva como condición previa a hablar del cierre definitivo de la pesadilla.

El lehendakari no se lo pedirá. Por eso a la izquierda abertzale, este fichaje le parece «interesante». Y en el Parlamento, en donde la ponencia de paz corre el peligro de no lograr el máximo consenso mientras EH Bildu no condene la historia de terror de ETA, el PP preguntará por el criterio qu e ha seguido Urkullu para efectuar este nombramiento. A Basagoiti no le gusta. Le parece “un paso atrás”. A UPyD, tampoco. La AVT ha decidido romper relaciones con el nuevo gobierno de Ajuria Enea. Los socialistas, sin embargo, le desean “mucha suerte”. A él y a Txema Urkijo. Que es una manera de definirse.

En la reunión que hoy mantendrá Rajoy con Urkullu hablarán de pacificación y de la política penitenciaria, asi como del nuevo estatus porque el lehendakari se ha comprometido a ello.

Pero de todas las preocupaciones, la económica es la que tiene absoluta prioridad. Se lo dijo el lehendakari a Basagoiti días antes de la reunión en La Moncloa.

TONIA ETXARRI, EL CORREO 30/01/13