EL ECONOMISTA 09/07/13
JORDI SACRISTÁN
Saltan las alarmas del sentido común en Barcelona. Al secretario general de Presidencia de la Generalitat y senador, Jordi Vilajoana, se le ha ocurrido la creación del denominado Fichero de Adhesiones a propuestas impulsadas por el Gobierno de la Generalitat. El fichero se crea por un procedimiento abreviado para “dar cobertura inmediata a las propuestas de participación de la ciudadanía llevadas a cabo desde el Gobierno de la Generalitat en el contexto social y político actual”. Es decir, que Artur Mas y su consejero de Presidencia, Francesc Homs, quieren hacernos creer que un alud de ciudadanos se agolpa a las puertas del Palau de San Jaume para apoyar las medidas del ejecutivo catalán.
Pero la creación de este fichero sólo tiene un objetivo real: que las personas, asociaciones, clubes, fundaciones y cualquier otro tipo de organización se registren para apoyar el proyecto independentista que defiende el president. El resto son eufemismos, subterfugios y otros malabares.
El problema del fichero es que la Generalitat también es la encargada de repartir las subvenciones de las que muchas de estas organizaciones dependen. El silogismo es muy fácil: necesito la subvención para sobrevivir, así que me apunto al fichero para garantizármela y, por lo tanto, apoyo el proyecto independentista. La trampa es tan evidente como efectiva.
Lo trágico de este fichero es que se convertirá en un elemento de discriminación y de limitación de las libertades democráticas individuales. Permitirá separar los catalanes buenos de los malos, según los criterios que fije el ejecutivo nacionalista, y contribuirá definitivamente a partir la sociedad catalana en dos, algo que ni el propio expresident Jordi Pujol podía llegar a imaginarse.
La radicalización de Artur Mas no es una buena noticia. El próximo 11 de septiembre está prevista una cadena humana que irá desde Francia a la Comunidad Valenciana para pedir la independencia. Esa cadena unirá miles de manos, pero vista desde el aire también partirá Cataluña en dos, un auténtico símbolo de lo que está ocurriendo.