ABC 20/04/13
El informe es del Centro de Estudios Estratégicos de Cataluña El director es Miquel Sellarès, ex de CDC, ahora de ERC y exdirector de Mossos
En la hoja de ruta de la independencia que diseña el Gobierno de Artur Mas al alimón con ERC no figura por ahora la creación de un ejército catalán. Con todo, ya hay quien le allana el camino al «president» en este sentido. Es el caso del Centro de Estudios Estratégicos de Cataluña (CEEC), una entidad sin ánimo de lucro, una ONG, que ejerce de «think tank» para asuntos relativos a la seguridad y defensa de Cataluña y que ha elaborado por propia iniciativa un breve informe donde esboza su receta para diseñar las fuerzas armadas de una Cataluña independiente.
El director del CEEC es Miquel Sellarès, un señalado independentista cofundador de Convergència, principal artífice del diseño de la policía autonómica catalana, los Mossos d’Esquadra, y el que fuera su primer director en el gobierno de Jordi Pujol. Tras desaveniencias con Convergència, Sellarés se acercó a ERC, del que ahora se confiesa votante, aunque no milita, y fue secretario de comunicación con el gobierno tripartito.
El informe del CEEC, de 16 páginas y elaborado por varios analistas aunque no está firmado, se titula «La futura fuerza de defensa de Cataluña». En él desgrana las bases para la formación de un ejército catalán, que tendría como principal objetivo mantener «la integridad territorial» de Cataluña». Sus autores cuantifican el coste de este ejército, que debería contar con 25.000 efectivos, entre profesionales y reservistas voluntarios, en torno al 1,5% del PIB de Cataluña, alrededor de los 3.000 millones. No obstante, no detallan el coste de las inversiones que requeriría construir algunas infraestructuras, como un «Centro de Instrucción Militar», ni tampoco se precisa qué cantidad de cazas, helicópteros o buques se necesitarían para armarlo.
Lo que sí tiene claro el CEEC es que este futuro Ejército catalán debería estar integrado en la OTAN y en la UE y reivindica que Cataluña necesita de unas fuerzas armadas propias y no deberían delegar su seguridad en otros países. Como hace Costa Rica con Estados Unidos. Todo ello, pese a que el propio Mas declaró recientemente que era partidario de esta fórmula. «Fue un error», afirma a ABC Miquel Sellarès. «Lo que también dijo es que lo del Ejército no era ahora un tema prioritario y en eso estamos de acuerdo», señala el director del CEEC. «En la introducción del informe, que sí he escrito yo, ya decimos que el sistema de defensa de Cataluña no es hoy una prioridad absoluta. Primero hay que preparar la sustitución de la Policía Nacional y la Guardia Civil», afirma, y avanza que el nuevo informe que prepara el CEEC abordará este asunto. En cuanto al informe sobre el Ejército, Sellarés asegura que no se lo ha enviado a Mas, «aunque seguro que le habrá llegado», y subraya que no ha sido un «encargo» de nadie. «Es normal que se hagan estos estudios, como los hacen centros estratégicos de otros países».
El «ideal» para Sellarès, sería que no hiciera falta un ejército catalán porque hubiera un «ejército europeo», pero, por si acaso, tiene la fórmula. Y en cuanto al coste, lo ve factible pese a las maltrechas arcas de Cataluña. «Sólo que el Estado nos devuelva lo que nos quita cada año…» Además, en el estudio se señala que el desarrollo de un ejército propio atraería hacia Cataluña empresas que ahora facturan al Ministerio de Defensa, como Navantia o Airbus, y que ahora, «por motivos estrictamente políticos se han concentrado fuera de Cataluña».
«Filtraje» patriota
El modelo de ejército que dibuja el CEEC, cuyo desarrollo necesitaría de labores diplomáticas con la OTAN y la UE y por aprobar varias leyes «ad hoc», se pretende similar al de países como Dinamarca o Noruega. Pequeños pero operativos. En cuanto a los recursos humanos, el estudio aboga por reclutar, para puestos de mando y tropa, a los Mossos d’Esquadra y Policía locales así como a miembros de la Guardia Civil y del Ejército español. Uno de los requisitos básicos, sin embargo, sería, además de tener formación militar, que los candidatos «hubieran nacido en Cataluña» y que tengan un nivel mínimo de catalán. El «C» —el segundo más alto, el que se exige a los funcionarios en Cataluña—, para oficiales, y el «B», inferior, para el resto. A los candidatos provenientes de las Fuerzas Armadas Españolas se les sometería a un «filtraje» para asegurar su lealtad. «Se les haría prometer fidelidad al Estado catalán», detalla Sellarès.
Además, se contaría con reservistas. Ciudadanos que tras una pertinente formación pudieran ser movilizados. Serían voluntarios. «No vamos a recuperar la “mili ”» obligatoria», recalca Miquel Sellarès.