EL CORREO, 20/11/11
Cerca de 36 millones de españoles -1,7 millones de vascos- están llamados a elegir hoy con sus votos la futura composición del Congreso y el Senado, que determinará el color político del nuevo Gobierno central. El sustituto de José Luis Rodríguez Zapatero, que abandona el poder siete años y medio después de acceder a La Moncloa, se verá obligado a gestionar una economía al borde del abismo y sumida en una crisis sin precedentes. Esa dramática situación ha dominado buena parte de la campaña y, si se confirma la holgada victoria del PP que pronostican las encuestas, sería el principal detonante de la llegada de Mariano Rajoy a la presidencia del Ejecutivo. Los comicios, los undécimos desde la Transición, son los primeros que se celebran sin la amenaza de ETA tras el cese definitivo de la violencia anunciado por la banda terrorista el pasado 20 de octubre.
LAS CLAVES
EMPATE TÉCNICO Los sondeos apuntan una enorme igualdad entre las cuatro principales fuerzas vascas
REPARTO REÑIDO Los últimos escaños podrían decidirse por un puñado de votos por circunscripción
Los partidos se han volcado hasta el final para movilizar a sus votantes, que podrán depositar sus papeletas en las urnas entre las nueve de la mañana -cuando abren los colegios electorales- y las ocho de la tarde. El Ministerio del Interior ofrecerá hacia las diez de la noche los primeros resultados.
Frente a frente, Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. El líder del PP, candidato por tercera vez, se ha marcado como objetivo alcanzar la mayoría absoluta. El segundo, que se estrena como cabeza de lista, ha multiplicado sus mítines en la última semana para intentar sumar el mayor número de apoyos para el PSOE y demostrar que los sondeos no siempre tienen la razón. El desgaste que la situación económica ha provocado sobre el actual Gobierno podría también beneficiar a fuerzas minoritarias como Izquierda Unida -que aspira a granjearse el respaldo de socialistas desencantados-, UPyD y Equo, la nueva marca del movimiento ecologista.
Las Cortes que emanen de los resultados de esta noche se constituirán el 13 de diciembre. Seis días después arrancará el pleno de investidura del nuevo presidente que, sea quien sea, será el de mayor edad de todos los que han ocupado el puesto desde la reinstauración de la democracia. El primer Consejo de Ministros se celebrará en vísperas de la Navidad, el 23 de diciembre. Los trámites legales provocarán un mes de cierto ‘vacío’ al frente de la Administración central. El Gabinete de Zapatero tendrá que ejercer en funciones en un momento especialmente delicado para la economía, cuando todas las miradas de los mercados se ciernen sobre España, tras los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda y la intervención de facto de Italia, gobernada ahora por un equipo de tecnócratas no elegido en las urnas.
En Euskadi, la convocatoria se desarrolla en un clima de máxima igualdad entre las cuatro grandes fuerzas políticas -PNV, PSE, PP y Amaiur-, que se repartirán los 18 escaños del Congreso en juego -ocho en Bizkaia, seis en Gipuzkoa y cuatro en Álava- y los doce del Senado, cuatro por territorio. El nivel de participación y el impacto de los mensajes de última hora determinarán el reparto final, que los sondeos prevén muy reñido, y que con toda seguridad dibujará un renovado mapa político por la presencia de la izquierda abertzale.
Esa sensibilidad, aglutinada en torno a Amaiur, intentará rentabilizar el abandono de la violencia por parte de ETA y continuar con la tendencia al alza que experimentó en las municipales del pasado mayo. Desde que Herri Batasuna consiguiera dos escaños en 1996, la izquierda abertzale tradicional no ha estado representada en el Congreso -en 2000 Euskal Herritarrok pidió la abstención-.
Asesinato en 2008
El panorama ahora en Euskadi es bien distinto al que se vivió en las generales de 2008. Unos comicios marcados por el asesinato dos días antes de las votaciones de Isaías Carrasco, concejal del PSE en Mondragón entre 2003 y 2007. Su funeral se celebró en plena jornada de reflexión. La banda, desplazada esta vez de la carrera electoral por la crisis, sí ha querido volver a hacerse notar, con una entrevista en la que reconocía su «agotamiento» y cedía el mando a la izquierda abertzale. Será precisamente el Gobierno que surja de las urnas el que tenga la responsabilidad de gestionar el final del terrorismo y abrir la puerta a la desaparición definitiva de ETA.
Los partidos nacionalistas, aún conscientes de la dificultad que entraña motivar a sus votantes para que acudan a los colegios en unas generales, ven estos comicios como una especie de antesala de lo que podría ocurrir en las autonómicas previstas para 2013. Creen que las elecciones de hoy, sumadas a las municipales y forales de mayo, perfilarán un mapa político de mayoría abertzale, que aspiran a reforzar en el futuro Parlamento vasco con un reparto de fuerzas muy distinto al actual. La presencia de la izquierda abertzale en esa convocatoria favorecerá ese objetivo.
Las encuestas dadas a conocer en el ecuador de la campaña vaticinaban una igualdad máxima entre PSE, PNV, PP y Amaiur. Las direcciones de los cuatro partidos reconocen, además, que muchos de los escaños en juego oscilarán en uno u otro sentido por apenas unos pocos miles de votos. Los movimientos, calculan, se sucederán hasta bien entrada la noche.
Pugna PNV-Amaiur
El PSE es el que más nubarrones tiene en el horizonte. Consciente de que es prácticamente imposible igualar los resultados de 2008, cuando alcanzaron la cifra histórica de nueve escaños gracias al impulso del voto ‘anti PP’, espera en esta ocasión salvar los muebles. Esto equivaldría a sacar cinco diputados. Los socialistas consideran que ése sería un buen resultado, si se tiene en cuenta no solo la desafección que existe hacia la figura de Zapatero por el impacto de la crisis económica, sino también la ‘ola’ a favor de los populares.
El PNV, por su parte, afronta el reto de consolidar sus actuales seis asientos en el Congreso. Su principal rival para alcanzar esa meta será la coalición que forman la izquierda abertzale, Aralar, EA y Alternatiba. En las últimas municipales y forales -en este caso bajo las siglas de Bildu y sin Aralar-, los jeltzales perdieron feudos como la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de San Sebastián.
Durante la campaña, ambas fuerzas han protagonizado airados reproches mutuos. La coalición abertzale, sabedora de su poder de convocatoria, confía en formar grupo propio en la Cámara Baja. Una meta que solo podrá alcanzar si consigue cinco escaños. En sus previsiones no se descarta la posibilidad de incluso sobrepasar esta marca. Los principales candidatos de Amaiur ya han anunciado su intención de participar en los grandes debates de las Cortes, aunque no en la actividad cotidiana de esta institución.
En el PP vasco también son optimistas. Contagiados por el ‘efecto Rajoy’, los populares han rentabilizado su pacto de estabilidad con el PSE para sostener al Gobierno vasco. Las encuestas le sitúan como vencedores en Álava -en Bizkaia apuntan al PNV y en Gipuzkoa, a Amaiur-. El partido que lidera Antonio Basagoiti no descarta incluso que el viento favorable del que goza en el conjunto de España le permita dar el sorpresón y convertirse en la primera fuerza política de Euskadi, aunque sea con una mínima ventaja sobre el resto de sus rivales.
EL CORREO, 20/11/11