Francisco Rosell-El Debate
  • No cabe metáfora más certera para describir a este Gobierno, debido a una corrupción sistémica y a una negligente gestión que, a veces, ronda lo criminal inmerso en una irremisible precariedad

La ministra portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, titular dizque de Educación en la España de los «nini» («ni estudian ni trabajan») y de los «nene» de colegio de pago del otrora descastado Pablo Iglesias, tiene que mentir tanto y tantas veces que no hay rueda de prensa del Consejo de Ministros en la que no cometa un patinazo, engrosando un copioso recopilatorio. No por aquello de que el que tiene boca se equivoca, sino porque se le abren tantos frentes que es imposible anudar la lengua y que no se le escape una pifia, por mucho que le anoten las consignas con letra gruesa. Es lo que acaeció ayer cuando se confirmó, coincidiendo con el escándalo de las falsas pulseras antimaltrato, que el hermano de Pedro Sánchez se sentará en el banquillo junto al líder del PSOE extremeño tras poner la jueza en solfa al músico. Para más inri, tuvo que presentar con el ministro de Economía el cuerpo del delito de un tramposo real decreto-ley sobre el embargo de armas a Israel que excluye aquellas que pongan en riesgo la seguridad nacional. Aten esa mosca por el rabo.

Casi al final de la rueda de prensa, sola, descangayada y fané, como en el tango de Carlos Gardel, trató de salir de esta guisa del atolladero de la consabida cuestión sobre los presupuestos que no serán: «Es una pregunta que suelen hacerme habitualmente y (…) me perdonarán que me repita más que la mojama». Muchos periodistas sonrieron al oírla confundir el salazón del atún con el ajo al tratarse de otro de sus usuales lapsus linguae, pero todo indica que fue un desliz freudiano, pues no cabe metáfora más certera para describir a un Gobierno seco como la mojama debido a una corrupción sistémica y a una negligente gestión que, a veces, ronda lo criminal inmerso en una irremisible precariedad.

En ese brete, «Noverdad» Sánchez da 80 vueltas al mundo cada día –valga la hipérbole– buscando asilo informativo en conflictos como el de Gaza para sus guerras domésticas contra la oposición a coste cero. Ni le compromete gran cosa ni agujerea más su mayoría. Todo lo contrario que la invasión de Ucrania y el riesgo palpable de despliegue de fuerzas –incluidas las terrestres– contra el expansionismo ruso con socios quintacolumnistas de Putin. Ante ello, la cháchara gubernamental busca confundir a la opinión pública hablando de bulos que son anticipo de hechos calamitosos. Como el escándalo de las pulseras antimaltrato que el Ministerio de Igualdad de Irene Montero puso a disposición de las mujeres víctimas de violencia de género –en sustitución de otras israelíes de probada eficacia– y que la socialista Redondo mantuvo, pese a los numerosos defectos que instancias judiciales trasladaron a su departamento, a Interior y a Justicia, sin que adoptaran medidas correctivas.

Empero, al destaparse el asunto, la manguera del bulo no ha surtido los efectos pretendidos, sino que ha propagado un incendio de proporciones acordes con el peligro corrido por miles de mujeres. Ante una verdad tan incómoda como contrastada, Redondo ha procurado acallar las críticas porque «empoderamos al agresor». Acabáramos. El problema no es quien desata el fuego, sino el que alerta, esto es empoderar la incompetencia a la violeta. Todo menos aclarar cómo puede ser que, habiendo tanta gente viviendo tan ricamente de los problemas de violencia contra la mujer, se desampare a víctimas que se sienten mercancía electoral de quienes, con clamorosa falta de ejemplaridad, hacen de la virtud vicio.

Este feminismo a la violeta explota a la mujer como si fuera su particular gallina de los huevos oros. Parafraseando a José Cadalso en su sátira a los Eruditos a la violeta, donde criticaba a los petimetres que poblaban los salones torturando con sus malos versos y sus peores latines, estos ineptos medran con sus desaguisados con una RTVE desde donde la pareja Javier Ruiz-Sarah Santaolalla, tras impartir charlas en campus socialistas sobre bulos, los esparcen cual ventilador sobre bostas de caballo.

Al cabo del tiempo, se ha revelado una verdad prematura lo que le espetó el diputado popular De los Santos a la ministra Redondo. Luego de tachar de «tránsfugas de la causa feminista» al PSOE por votar la «ley solo sí es sí», éste la acusó de hablar de igualdad mientras «agachan la cabeza» frente a «la única mujer en España que es diferente a los demás» al dirigir una cátedra en una universidad pública sin ser licenciada por ser la cónyuge de Sánchez. Ante estas palabras, Redondo le gritó: «¡Vergüenza! ¡Vergüenza! ¡Vergüenza! ¡No se puede! ¡No se puede! ¡No se puede! ¡Vergüenza mezclarlo todo! ¡El negacionismo mata! ¡Y ustedes son cómplices de ese negacionismo!». Sin embargo, no hay mayor vergüenza que ella, cautiva de sus fullerías, no dimita al haberlo falsificado todo y ser pillada.

En el estado de error en que vive España, con una legislatura fallida con la mayoría Frankenstein a la greña, pero también de horror con la desprotección de la mujer por quienes blandieron un impostado feminismo luego de vivir del proxeneta de su suegro y con sus diputados Berni celebrando en prostíbulos las mociones abolicionistas de la prostitución, mientras su edecán Ábalos tiraba, como feminista a fuer de socialista, de meretrices de catálogo con cargo al erario o de agraciados de la obra pública que ponían piso a sus queridas. Visto lo visto, la imaginación de Vargas Llosa con su Pantaleón y las visitadoras, cuyo protagonista estableció una red de prostitutas para un regimiento, es una candorosa aproximación a la España sanchista.

A Sánchez ya le notificó la portavoz de Junts, Míriam Nogueras, con cara avinagrada, que ya «no vale el blablablá», pero el blabismo –valga el barbarismo– es lo único que le queda para circunnavegar la realidad a un Ejecutivo amojamado, cuyos fallos multidepartamentales –el Gran Apagón mediante– no dejan de reproducirse. ¡Como para que la ministra Alegría no se trabuque dejando transparentar la realidad contra su deseo!