EDITORIAL EL MUNDO 

SI ALGUNA duda quedaba, la oferta lanzada ayer por Podemos al PSOE para formar Gobierno confirma que, siendo malo, no es desde luego el peor escenario posible una repetición electoral en noviembre. Lo verdaderamente dañino para España sería que Sánchez lograra ser investido en una coalición con los morados, aceptando un programa de este calibre.

La formación de Iglesias demuestra estar totalmente ajena a la realidad. Tanto a la de nuestro país –ahí está su visión de un desafío tan grave como el problema independentista catalán– como a la internacional, que tanto nos concierne en cuestiones como la económica. Así, sin atender a la inquietante antesala de crisis global a la que nos conducen factores como la guerra comercial entre China y EEUU, e ignorando la desaceleración en nuestro país, Podemos pone sobre la mesa de negociación un recetario económico disparatado que nos conduciría al desastre. Como si sólo se le ocurriera plantear lo contrario de la histórica rebaja fiscal anunciada por el Gobierno de Madrid para estimular la actividad, incrementar la competitividad y favorecer la creación de empleo, la formación morada plantea otra no menos histórica subida de todos los impuestos posibles, incluidos IRPF, IVA, Sociedades o Patrimonio. Estaríamos ante una presión fiscal insoportable que deprimiría del todo la economía. Al mismo tiempo, haciendo suyo lo de Carmen Calvo –el dinero público no es de nadie–, disparan sin responsabilidad alguna el gasto público. Alguien debiera explicarles a los de Iglesias que la deuda de las administraciones públicas españolas volvió a aumentar en junio en casi 15.000 millones de euros, y que supera ya el 99% del PIB. Un récord. Como lo es también el repunte de la deuda de la Seguridad Social, que se sitúa ya en el 39,5%. El Gobierno en funciones tiene que pedir créditos para pagar las pensiones y la situación se agrava mientras el PSOE se resiste a aceptar que sólo un viraje que le acercara a las fuerzas constitucionalistas para alcanzar pactos de Estado nos permitiría salir del hoyo.

A las medidas económicas insolventes, en el programa a negociar de Podemos se unen medidas tan peligrosas como la derogación total de la reforma laboral –aunque lo expresen con subterfugios– o la creación de una mesa multilateral para «desjudicializar» Cataluña, que recuerda a la demanda de Torra, con su relator incluido, como si España no fuera un Estado de derecho. Pero el verdadero interés de Podemos, como remarca en sus cuatro fórmulas planteadas al PSOE, son los sillones. Lo que quiere son cargos, puestos, prebendas. Y no lo disimula. Los socialistas rechazaron de inmediato la oferta y subrayaron que contribuye a agrandar la «desconfianza». Pero Sánchez va a seguir presionando a los socios de Podemos para que Iglesias ceda y poder ser investido, algo que, tras lo conocido, cada vez se antoja más inquietante.