Chalé que Aldama compró para Ábalos

Creo haberme confesado alguna vez adepto de los tantarantanes que la diputada Álvarez de Toledo propina los miércoles por la mañana al ministro Tres en Uno, Félix Bolaños (Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes). El atractivo de este tipo está en sus desconocimientos: la semana pasada demostró desconocer el significado del verbo adolecer. “Su discurso adolece de datos, adolece de memoria y adolece de base fáctica”, dijo el hombre. Esto le fue afeado por Cayetana, que sí es una diputada con estudios, pero él se arregostó en la réplica: “su intervención adolece de conocimiento de lo que pasa en Cataluña”. Digámoslo otra vez: adolecer no es carecer de. Se puede adolecer de ignorancia, nunca de conocimiento. Esto es la excelencia intelectual del Gobierno; si éste es el que está más puesto, qué podremos esperar de las Yolis, Monteros, Puentes, Alegrías,  y toda la troupe que puedes encontrarte por la misma senda.

Tuvo también como ministro a José Luis Ábalos, del que supimos ayer que había sido beneficiario de un chalé comprado para él por una empresa de la trama Koldo en Sotogrande, con tan mala fortuna que apenas nueve días después era destituido de su cargo de ministro. Él la quería para veranear con su familia, pero tal como cuenta el hombre que en el mismo viaje perdió el cargo “y además me divorcié, por lo que ya no podía permitirme una segunda residencia”.

Divorciarse de la parienta es comprensible, Ábalos es humano; de lo nunca debe separarse uno es del cargo y del partido. Sánchez es un Moloch que no guarda memoria de las víctimas, a medida que otras les toman el relevo y esperan el sacrificio. Ahí esperan turno la presidenta del Congreso a la que se le prostituyeron menores tuteladas y cuyo Govern ocultó la información durante un año, mientras hace del Congreso una Cámara aún más baja. Llegó al mínimo hace un mes, cuando el presidente del Gobierno fue sorprendido por la cámara (y por el propio Feijóo) ordenándola cortar el discurso del jefe de la oposición. Separación de poderes se llama esta figura, aunque es más sorprendente su relación con el Poder Judicial. Él quizá cree que el Tribunal Constitucional es el órgano jurisdiccional superior, más alto que el Supremo y ha puesto a su frente a aquel fiscal predispuesto a manchar la toga con el polvo del camino. Bueno, tenía algún mérito añadido: cuando Arnaldo Otegi supo que el fiscal pedía para él prisión incondicional, preguntó: “¿Esto lo sabe Conde-Pumpido?”. Normal que el presidente del Constitucional tenga estrés.

Otra víctima futura de Sánchez es el fiscal general que camina sin prisas y sin pausas hacia el banquillo, después de haber asumido la autoría de la orden de difundir la información sobre la negociación del acuerdo de conformidad del abogado de Alberto González Amador con el fiscal del caso, Julián Salto. Delito tipificado en el Código penal  como revelación de secretos (Artículo 197). Todos guardan pacientemente cola mientras esperan la comparecencia de una esposa imputada que, como diría el magnífico Bolaños, “adolece de honradez en la práctica de los negocios”. Y de un hermano que adolece de la virtud exagerada del ahorro.