EL MUNDO – 17/12/15
· La campaña electoral digirió ayer el inesperado ataque a Mariano Rajoy, protagonizado por un menor de 17 años que le propinó un violento puñetazo durante un paseo en Pontevedra, su ciudad natal. Un incidente cuyo desenlace fue la detención del chico –un joven de extrema izquierda que se aproximó a Rajoy como si tuviera intención de hacerse una foto con él– y la reacción solidaria de los líderes de los partidos y del Rey.
Poco antes de las siete de la tarde, cuando el paseo por Pontevedra estaba a punto de acabar y el presidente se hacía las últimas fotos con quienes se lo pedían, el joven le dio un duro golpe en la cara que le hizo perder las gafas. Pese a que intentaron conducir a Rajoy a un hotel cercano, el jefe del Ejecutivo se negó y continuó con su agenda del día con absoluta normalidad. El siguiente acto era en La Coruña y se dirigió hacia allí.
La difusión de la agresión a Rajoy provocó una respuesta inmediata de sus adversarios en las elecciones del domingo. La violencia que se pudo apreciar en las imágenes, en las que se observa al menor esperando a Rajoy y, a continuación, propinándole un fortísimo golpe con su puño izquierdo, generó una ola unánime de solidaridad con el jefe del Ejecutivo a sólo cuatro días de las elecciones generales.
El agresor aprovechó que el presidente estaba relajado y se hacía selfies con los ciudadanos durante el paseo electoral por su ciudad. Fue entonces cuando se le acercó y le dio un puñetazo con el puño cerrado y con tanta violencia que le tiró al suelo las gafas. En ese momento, el joven parecía estar tranquilo. Se acercó a Rajoy, le dio el golpe y, cuando los escoltas se acercaron, le cogieron por el cuello y le redujeron en el suelo, informa Natalia Puga.
El chico ni gritó ni hizo ademán de liberarse. Al contrario, permaneció callado. Sin embargo, sí dio señales de estar orgulloso de su acción. Tras retenerle, los escoltas le trasladaron a un comercio cercano un espacio breve de tiempo hasta que llegó una patrulla policial. Ya dirigiéndose al coche levantó el pulgar en señal de aprobación y, en respuesta, un pequeño grupo de personas que estaban en las inmediaciones le gritaron «¡Bravo, bravo!». Poco duró la celebración y el tumulto se disolvió mientras Rajoy era dirigido al Hotel Rías Bajas, muy cercano, con cara aturdida. Acababa de ser agredido en la que considera su ciudad, en la que empezó en política, de la que es su esposa y en la que está previsto que pase estas próximas Navidades.
Con todo, el jefe del Ejecutivo se rehizo y decidió continuar con la campaña electoral, incluido el acto que tenía previsto ayer por la tarde en La Coruña. Actuó, de hecho, como si nada anormal hubiera sucedido. El mitin comenzó media hora más tarde de lo previsto y con medidas de seguridad totalmente extraordinarias, pero poco más.
Rajoy entró al Palacio de Congresos de La Coruña por el garaje para esquivar la puerta principal y apareció directamente en el escenario del auditorio, acompañado por el presidente de la Xunta de Galicia y del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Pronunció el mitin sin hacer ninguna mención directa a los hechos. Si acaso algunas frases sobre su buen estado de forma.
El candidato popular, que como se comprobó en las imágenes iniciales tenía fuertes marcas rojas en la cara como consecuencia del golpe, afrontó el mitin maquillado y sin gafas. Pese a las circunstancias no dio mayor pábulo a los hechos. Incluso se permitió sus habituales bromas de humor gallego: «Pegué carteles, cuando se pegaban, y muchos, y aún ahora se pegan… en la provincia de Pontevedra». También hizo una referencia a la importancia de la educación que, dijo, «os hará libres y os permitirá expresar vuestras ideas sin temor a nada o a nadie». Acabó su intervención diciendo que se encuentra «estupendamente». «Estoy en mi mejor momento, con más ganas y más ilusión, mejor que hace cuatro años, convencido de las posibilidades de mi país».
Al concluir el acto el presidente no tuvo ningún problema en continuar haciéndose fotos dentro del auditorio con los militantes que se lo solicitaron. A la salida comentó brevemente con los periodistas que estaba bien y que el día había sido informativamente muy intenso.
El incidente provocó en las filas del PP la consiguiente reflexión sobre si la seguridad del presidente es la adecuada tras la decisión de pisar más la calle y pasear por los municipios donde tiene actos de campaña. A pesar de que se trata de ciudades pequeñas y escogidas, donde el PP tiene mayoría absoluta, Rajoy provoca siempre cierta algarada ciudadana. La proliferación de móviles con cámara produce, en muchas ocasiones, empujones y agobios para hacerse fotos con él que elevan los nervios de su servicio de seguridad.
Sus rivales el domingo respondieron de forma unánime solidarizándose con él. El candidato del PSOE, Pedro Sánchez, comenzó su intervención en Murcia condenando el puñetazo: «Lo primero y ante todo, me acaba de llegar un mensaje en el que me dicen que a Mariano Rajoy le han agredido esta tarde. En nombre de todos los socialistas y en el mío propio, le quiero trasladar nuestra solidaridad y condena por la agresión que ha sufrido».
Al terminar su intervención, el líder del PSOE telefoneó a Rajoy. No pudo hablar con él, pero le dejó un mensaje transmitiéndole su apoyo. Igualmente, el partido emitió un comunicado condenando esta agresión «puntual y aislada dentro de una campaña electoral que, en todo momento, ha transcurrido por cauces de absoluta normalidad democrática».
Esta reacción se repitió de forma similar en todos los líderes políticos. El de Podemos, Pablo Iglesias, se apresuró a enviar un mensaje a Rajoy para preocuparse por su estado de salud y lamentar lo sucedido. El presidente del Gobierno le respondió poco después con otro SMS en el que le agradecía su interés y le confirmaba que se encontraba bien. En paralelo, la formación expresó la condena de la agresión. «En democracia no hay cabida para la violencia», recalcó Podemos.
Albert Rivera también mandó un mensaje a Rajoy desde su mitin en Bilbao. «Quería aprovechar para contarles que le he enviado un mensaje hace apenas media hora para condenar ese ataque, darle ánimos y para desearle que se recupere si es que ha sufrido daños. Me ha contestado a los pocos minutos, me ha dicho que está bien, me ha dado las gracias», dijo el líder de C’s. «No hay ninguna justificación nunca para ningún tipo de violencia contra nadie y, por tanto, como si me lo hubieran hecho a mí. Da igual a quién se lo hagan, estamos todos juntos», añadió.
El menor de 17 años dio un puñetazo en el rostro al presidente mientras paseaba por Pontevedra sin que ninguno de los 12 escoltas lograra evitarlo
El joven, que se declara galleguista, antifascista y ultra del Pontevedra, fue expulsado de varios colegios y ha necesitado tratamiento psiquiátrico
El Rey y los líderes de los partidos condenan la agresión, Rajoy le quita importancia y mantiene todos los actos de su campaña electoral
EL MUNDO – 17/12/15