- Ya tenemos embajada de la generalidad en Japón. Éramos pocos y parió el Fujiyama
Lo anunciaba la tartavoz Patricia Plaja con indisimulado orgullo: «El gobierno ha aprobado el nombramiento de Mónica Castellá, la primera delegada en el país nipón». Porque lo sustancial es tener una red de embajadas con las que contentar a amigos y familiares, buscar el negoci y expandir la idea de una Cataluña oprimida por esa España gobernada por Franco via Ouija. Que Cataluña tenga un sistema sanitario que se cae a cachos después de los recortes salvajes que le metió Artur Mas o que el personal sanitario esté en huelga es secundario. Se dice que donde la sanidad está de pena es en el Madrid de Ayuso y punto pelota.
Con los números en la mano, podemos afirmar y afirmamos que los gobiernos separatistas se gastan en eso que llaman ustedes política exterior cinco veces más que el presupuesto de la Casa Real. Les cuento: los delegados de dichas embajadas cobran un sueldo equivalente al de un director general de la administración autonómica, a saber, 87.456 pavos anuales. En la de Bruselas, epicentro separata, el adjunto al delegado se lleva 79.917, aunque el promedio de esos “técnicos” sea de cuarenta y poco hasta cincuenta y seis mil, según depende. Los gestores, no, estos se llevan un exiguo estipendio de 32.281 lereles, más o menos lo que cobran los administrativos. Las secretarias, miren por donde, cobran unos cuarenta mil. Hay que añadir a los gastos de personal los costes de alquiler, consumos, etc. y ya verán ustedes como el monto total de esta mamandurria nos sale a todos por la torta de un pan.
Con los números en la mano, podemos afirmar y afirmamos que los gobiernos separatistas se gastan en eso que llaman ustedes política exterior cinco veces más que el presupuesto de la Casa Real
Sepan vuesas mercedes, además, que la generalidad aumentó este pasado 2022 más un 74% el presupuesto en embajadas, que de cara al futuro dispone del denominado Plan 2023-2026 con un ambicioso despliegue de nuevas sedes en Australia, Israel, China, India, Polonia, Eslovenia, Escocia e Irlanda, además de incrementar personal y recursos. Dicen fuentes oficiales que la broma cuesta treinta millones al año, aunque tengo para mí que les han acabado las pilas de la Casio. Pero como esto del dinero público y quién se lo lleva crudo es un pantano donde los más precavidos han acabado siendo tragados por las arenas movedizas catalanas, que tan bien saben hacer desaparecer lo que molesta, deixem-ho.
Claro que aquí ya nadie se sorprende por nada, ni siquiera cuando el otro día servidor, verbigracia, explicaba que la Rahola se levantaba 1.777 lereles por cada intervención que realizaba en el programa del sábado por la noche de TV3. Ojito, que eso pasa en todos los sitios, ahí tienen ustedes al tal Eduardo Casanova, si hombre, el que insulta al alcalde Almeida en Pasapalabra llamándole cara polla, el que dice que no quiere que los de VOX vayan al cine a ver su última perpetración, “La Piedad”, el mismo que recibió 317.570 euros de subvención pública para su película – pueden llamarla si lo prefieren flim o pinicula, que hoy todo vale – pero que tan solo recaudó 15.589 euros en las dos primeras semanas y ahora no hay sala de exhibición que la quiera.
¿Y qué, seguimos pagando los autónomos y echando más horas que un reloj italiano o nos hacemos artistas de género según, sin, so, sobre y tras, culturetas extravagantes y pro separatismo aullador? Igual nos saldría a cuento.