EL CORREO, 15/7/12
Joaquín Giménez ha afrontado esta semana un trance singular para un magistrado de la Sala de lo Penal del Supremo. Autor de uno de los tres votos particulares en contra de la ‘doctrina Parot’ frente al criterio mayoritario, ha visto cómo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos avalaba su tesis discrepante y enmendaba al Supremo y al Constitucional por la aplicación a la etarra Inés del Río de los beneficios penitenciarios. En declaraciones a este periódico, Giménez expresa su «satisfacción» ante el veredicto, pendiente de recurso ante la Gran Sala del TEDH por parte del Gobierno. El magistrado ve «legítimo» que no se ponga en libertad a Del Río en tanto que no se resuelva la apelación, aunque augura que la Gran Sala respaldará la decisión tomada en primera instancia. Resolución que sería de forzoso cumplimiento porque «estamos en el club europeo».
Este pronunciamiento es compatible, en boca de Giménez, con un reproche a los parlamentarios de Amaiur por su negativa a condenar el asesinato de Miguel Ángel Blanco. «Es intolerable que se limiten a calificar de injusticia lo que fue un asesinato. El lenguaje no es inocuo», objeta el juez del Supremo, en una censura que hace extensiva a la izquierda abertzale cuya legalización no cuestiona, pero sí que recurra «a la ley del embudo» en el terreno de la ética. «Cuando se hacen manifestaciones desde la equidistancia, solo se incide en los derechos humanos de algunos humanos», ironiza. «Es que uno no se hace demócrata de lunes para martes».
EL CORREO, 15/7/12