ABC 15/03/17
· Nadie del PDECat defiende su liderazgo y ya trabajan de cara a buscar un sustituto
El músculo de reacción rápida del movimiento independentista, demostrado en ocasiones anteriores, ha quedado en entredicho tras la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) que inhabilita a Artur Mas (por 24 meses), Joana Ortega (por 21 meses) e Irene Rigau (por 18 meses) para el ejercicio de cargos electo y de gobierno.
El PDECat tiene que resolver la ecuación que dé un nombre que pueda liderar el proyecto político, que recoge los restos de Convergència Democràtica En La Moncloa dan a Mas por amortizado al quedar «desactivado» políticamente tras la sentencia del TSJC y los casos de corrupción que le afectan
En un claro ejemplo de que Mas empieza a estar amortizado políticamente para los suyos, la reacción a la sentencia del TSJC quedó apenas en declaraciones altisonantes y en un amago de cacerolada en Barcelona. En todo caso, incluso el expresidente autonómico admitió que no podrá ser candidato a la Generalitat hasta 2019: «No me descarto yo, me ha descartado la sentencia».
En los últimos años, cuando el movimiento –liderado por la Asamblea Nacional Catalana (ANC), con la ayuda imprescindible de CDC y ERC– llamaba a la movilización «espontánea» se llenaba la plaza de Sant Jaume de Barcelona, sonaba Cataluña al ritmo de las caceroladas o se convocaban actos de repudio en las plazas de los pueblos. Todo bien engrasado. Sin embargo, en esta ocasión, nada. Acatamiento total. Ni palabra de la tan cacareada «desobediencia».
«Embajadores»
Al poco de conocerse la sentencia, Mas dejó caer una frase con mensaje directo y para quien quiera entender: «Que no me pueda presentar a unas elecciones dará satisfacción a mucha gente de fuera, que tenía muchas ganas de que esto fuera así, y seguramente a unos cuantos de dentro, que también tenían algunas ganas».
El PDECat (antes CDC) tiene ahora un problema planteado sobre la mesa, que no es otro que buscar, sí o sí, a un líder de cara a los próximos comicios autonómicos que serán –si se suspende el referéndum que la Generalitat asegura convocará– como muy tarde a principios de 2018. En el PDECat dicen que «no hay elecciones a la vista» y que, por lo tanto, no es momento de hablar de «candidatos», pero a nadie se le escapa que el partido está descabezado políticamente tras la sentencia de inhabilitación y la renuncia voluntaria del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a encabezar una lista electoral.
Aun así, ayer, Neus Munté, que además de portavoz de la Generalitat comparte presidencia del PDECat con Mas, señaló que este –junto con Ortega y Rigau– son los «mejores expositores» del independentismo para hacer pedagogía a nivel internacional de «lo que pasa en España». Los que en el PDECat apostaban hace unas semanas por un nuevo liderazgo tienen la excusa perfecta para imponerse al sector conservador que seguirá apostando por Mas.
La puntilla definitiva
Esta tesis que da a Mas por amortizado también la sostienen en La Moncloa, donde consideran que el expresidente autonómico ha quedado «desactivado» políticamente. Con una condena de dos años de inhabilitación, y con varios procesos judiciales abiertos que afectan directamente a su partido por las comisiones del 3%, fuentes del Gobierno creen que el retorno de Mas es muy complicado, y de hecho apuntan a que la sentencia del 9-N ha sido la puntilla definitiva.
Las mismas fuentes explican que, según la ley electoral, Mas es ya inelegible, pero si decide presentar recursos al Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional y a Estrasburgo, como dijo, el reloj de los dos años de inhabilitación no empezaría a correr hasta que la sentencia sea firme, por lo que en la práctica podría ser un periodo mucho más largo.
Desde el Ejecutivo prefieren no comentar si la Fiscalía debería presentar ya un recurso contra la sentencia del TSJC, por la absolución en el caso del delito de prevaricación. Sí sostienen que en el PDECat ahora tendrán las manos libres para proponer un candidato «limpio», aunque no tenga el simbolismo de Mas, y podrán marcar distancias más claras respecto a los casos de corrupción en una eventual campaña electoral.
JpS y la CUP siguen adelante
En este sentido, será el 29 de marzo cuando Mas pase por el Parlamento de Cataluña, en la Comisión de Asuntos Institucionales, para explicar su versión sobre las acusaciones, en sede judicial, de Fèlix Millet, los Montull y varios empresarios en relación a las posibles comisiones que habría cobrado CDC a través del Palau de la Música.
Mas se había ofrecido a comparecer para tratar este tema lo antes posible, incluso para hoy, en una estrategia de intentar cerrar lo antes posible la imagen suya atacado por la oposición con preguntas sobre el caso Palau.
Sin embargo, desde Ciudadanos, que ostentan la presidencia de la comisión y marcan los tiempos de la misma, optaron por mantener la convocatoria ordinaria de la comisión, prevista para el 29 de este mes. Una decisión que no gustó a JpS.
Al margen de la decisión interna del PDECat, los grupos independentistas en el Parlamento de Cataluña siguen con su ruta prevista de ruptura con la legalidad. Ayer, la Mesa parlamentaria –con la mayoría de Junts pel Sí (PDECat y ERC) y la CUP– aprobó la creación de la ponencia conjunta para reformar el reglamento que permitará aprobar las llamadas «leyes de desconexión» mediante el trámite de «lectura única» sin debate previo, particularmente la ley de Transitoriedad Jurídica.
Todos los grupos de la oposición confirmaron que no participarán en la ponencia, que se pondrá en marcha mañana, dejando solos a JpS y la CUP, al rechazar las formas y el fondo que pretenden los dos grupos independentistas.
De momento, la CUP, que se colgó una medalla política apartando a Mas de la Generalitat, tras las elecciones de 2015, sigue de luna de miel. Está por ver hasta cuándo.