Florencio Domínguez , EL CORREO 20/11/12
El País Vasco puede presumir de tener el mayor número de mediadores internacionales, verificadores o pacificadores en general, se mida como se mida, ya sea por metro cuadrado o per cápita. Con la de conflictos que hay en el mundo mucho más graves que el de Euskadi, es difícil encontrar tanta densidad de personajes y entidades con vocación pacificadora como aquí.
Hagamos cuentas, según el orden de aparición en la escena política vasca. El Grupo Internacional de Contacto, liderado por Brian Currin, tiene seis miembros. La Comisión Internacional de Verificación tenía en origen otros seis, pero uno de ellos compartía doble militancia con el GIC por lo que sólo hay que contar cinco. Seis eran también los caballeros blancos que avalaron con su presencia la Conferencia de Aiete en versión original, no la descafeinada que se quiere preparar ahora. De momento van diecisiete mediadores, sin contabilizar personal de apoyo.
A ellos hay que sumar la parte alícuota que nos corresponde de otros organismos como los suizos del Centro Henri Dunant que mediaron en las negociaciones de 2005-2007, los noruegos de NOREF que han apadrinado los intentos de reanudar las conversaciones en el último año, los británicos de Conciliation Resources, copatrocinadores de Aiete al igual que los alemanes de la Fundación Berghof. No se cuenta a otros organismos y particulares que han tenido presencia ocasional a lo largo de los últimos tres años. Ni tampoco a los que, como la Fundación Joseph Rowntree, aportan financiación regular desde hace años pero sin que su personal intervenga directamente.
A nuestros mediadores les ha dado por la escenificación de actos corales de gran impacto mediático como la Conferencia de Aiete, en la línea de las bodas multitudinarias que organizaba la secta Moon. Si les hubiera dado por practicar la conversión individual, al estilo de la que preconizan los mormones, cada etarra que queda en activo hubiera podido tener un pacificador de cabecera para él solo pues hay banquillo de mediadores para eso y para más.
El protagonista de estos días es Jonathan Powell, exjefe de Gabinete de Tony Blair, que en 2010 escribió en una publicación del Centro Henri Dunant que «la tendencia de los últimos años, marcada por la aparición de conflictos en el seno de los Estados y no entre Estados, representa nuevas oportunidades para los mediadores privados». Tal vez por eso constituyó su propia ONG pacificadora con el significativo nombre de InterMediare, que en octubre estaba explicando en Bahrein el modelo de negociación irlandés y en noviembre tiene tajo en el País Vasco.
Dado que muchos de estos pacificadores ejercen la doble o triple militancia, el problema es saber a quién representan en cada momento. Powell mismo, por ejemplo. En este intento de hacer una nueva Conferencia de Aiete, ¿representa a las personalidades internacionales, con Kofi Annan a la cabeza, que apadrinaron la del año pasado? Parece que no. ¿Tal vez entonces al Centro Henri Dunant del que es consejero de alto nivel? Tampoco parece. Más bien da la impresión de que su actuación en este caso es en condición de cuentapropista, como dicen los cubanos de aquellos que han abierto su propio negocio. Eso sí, cuenta con la invitación de la izquierda abertzale que es la más interesada en sus servicios.
Florencio Domínguez , EL CORREO 20/11/12