ABC – 14/06/16 – SALVADOR SÁNCHEZ-TERÁN
· «El PSOE es el partido que vive en estas elecciones el mayor peligro de desplazamiento por el llamado “sorpasso”. Podemos, unidos o separados, no debe apear al PSOE del liderazgo de la izquierda. Ello es esencial para garantizar la estabilidad institucional».
La sociedad española se enfrenta a uno de los momentos más difíciles de su historia moderna. Existe un gran pesimismo tras el fracaso de las elecciones 20-D; el desprestigio de la clase política alcanza sus cotas más altas; la recuperación económica ciertamente se ha iniciado, pero ni el crecimiento del PIB al 3,5% –el más alto de la Unión Europea–, ni los puestos de trabajo creados en 2015 –574.860 en tasa anual– han impactado en la opinión pública debido a la alta tasa de paro y a las acentuadas desigualdades sociales; ha aparecido una izquierda radical con un programa utópico, que desbordaría toda posibilidad de gasto público. Tampoco la Unión Europea favorece la ilusión de nuevas metas, agobiada por el drama de los refugiados, los riesgos del Brexit, la debilidad económica y el crecimiento de populismos de derechas o de izquierdas.
Esta situación me trae a la memoria el momento más difícil de la Transición: septiembre de 1976, tras el fracaso de la reforma del Gobierno Arias-Fraga, la pésima acogida de la opinión pública y la prensa al nombramiento de Adolfo Suárez, la inflación por las nubes y un total escepticismo sobre el futuro de nuestra democracia. Sólo se mantenían firmes la estructura del Estado, que aguantó el peor ciclo de huelgas y manifestaciones, la fortaleza democrática del Rey y el espíritu de la generación de la concordia y de sus tres principios inspiradores: paz, democracia y Europa.
Antes de plantearse el Gobierno a elegir, es preciso analizar las demandas de la sociedad civil y los retos extraordinarios que exige nuestra actual coyuntura, proponiendo «los grandes ejes de un programa» a desarrollar por el Ejecutivo y en el que hay una práctica unanimidad de los expertos y de las instituciones. Podríamos sintetizarlo así:
—Recuperación económica, con revisión del sistema fiscal tras la superación de la etapa de austeridad; paro y emprendimiento, políticas activas de empleo, con desarrollo de la inversión pública y privada.
—Impulso a las políticas sociales contra la pobreza y en defensa del Estado de Bienestar, contra la violencia de género y con la actualización del Pacto de Toledo sobre las pensiones.
—Pacto por la educación, la ciencia y la cultura, con programas concretos para superar los mayores fallos de nuestro sistema educativo.
—Regeneración democrática, con las reformas institucionales y la lucha contra la corrupción; y reformas de la Constitución, incorporando diversas mejoras y especialmente el sistema competencial actualizado de la estructura territorial de Estado y la función del Senado.
El tema de Cataluña tiene una naturaleza y proceso diferente. En varias ocasiones he propuesto que el diálogo entre el Gobierno y la Generalitat se concrete en cuatro pactos que abran un nuevo período de entendimiento entre Cataluña y el resto de España; el primero sobre los muchos problemas económicos y sociales acumulados en la gobernación ordinaria de estos tres últimos años; el segundo debería ser un acuerdo de cooperación institucional para dar solución a los principales desencuentros (valores históricos y culturales, sentencias del TC, revisión consensuada del Estatut); el tercero, junto a las demás CC.AA., sobre el sistema de financiación autonómica, y el cuarto, un gran proyecto integrador de la España común que fortalezca la democracia y la presencia en la Unión Europea en el período 2016-2020.
Ante las nuevas elecciones generales del 26-J, es esencial que los partidos políticos presenten cada uno un programa claro y contundente de su proyecto gubernamental que pueda ser comprendido claramente por el elector, sin promesas inalcanzables, ni insultos vejatorios, ni vetos antidemocráticos.
El Partido Popular debe reforzar su posición de centro-derecha, manteniendo su política económica, pero ya sin recortes y con una clara intensificación de sus políticas sociales frente a la pobreza y el paro juvenil. Asimismo debe potenciar su inicial y débil diálogo con el Gobierno catalán y poner en el frontispicio de su programa la regeneración democrática con propuestas creíbles contra la corrupción.
Ciudadanos debe mantener con nitidez su línea política de centro. Albert Rivera ha tenido el mérito indiscutible de conseguir, tras el triste final de UCD, sacar adelante con fuerza un partido de centro, cosa que no lograron el CDS, el Plan Roca, UPyD y otros proyectos fallidos. Su colaboración será esencial en cualquier intento de pacto, coalición o gobierno planteado sobre bases constitucionales.
El PSOE debe consolidar su liderazgo de centro-izquierda. Su aportación a la política española se ha mantenido en ese espectro sociológico, entendiendo al centro y la izquierda en profundidad y no en vagas promesas. El PSOE es el partido que vive en estas elecciones el mayor peligro de desplazamiento por el llamado «sorpasso». Podemos, unidos o separados, no debe apear al PSOE del liderazgo de la izquierda. Ello es esencial para garantizar la estabilidad institucional, y todos los que defendemos la democracia y la Constitución tenemos el deber de ayudar a conseguirlo.
Podemos, el cuarto partido importante en la lista electoral, debe ser consciente de que ningún radicalismo debe acceder al poder de la noche a la mañana. Recordaremos las experiencias del siglo XX o la actual de la CUP en el gobierno de Cataluña. Gobernar un país complejo y desarrollado no se puede afrontar con un documento programático como «Cambiar España: 50 pasos para gobernar juntos» que propone un paraíso económico y social inalcanzable. Podemos debe presentar propuestas rigurosas y no gestuales, y su capacidad para acceder a una vicepresidencia o a centros estratégicos de poder.
Tras estas reflexiones es oportuno recordar a los partidos políticos que según el Artículo 6 de la Constitución «en el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y la ley».
Las elecciones generales del 26-J darán las cifras definitivas de votos y escaños. Con datos de hoy es absolutamente improbable que un partido logre la mayoría absoluta y es difícil –pero posible– que dos partidos se aproximen al límite de los 175 escaños. Pero queremos afirmar rotundamente que lo que España necesita es un Gobierno firme, estable y con amplio respaldo parlamentario de 230-240 diputados, para aprobar las leyes y reformas constitucionales que exige la actual coyuntura política, y ello es posible si hay voluntad para hacerlo.
Los tres conceptos: gobierno, coalición y pacto de Estado, no son contrapuestos sino complementarios y hay plena posibilidad de conjugarlos mediante la negociación política. Lo explicaremos con detalle en un nuevo mensaje al filo del 26-J, y ofrecemos la colaboración de destacadas instituciones de la sociedad civil para su logro.
ABC – 14/06/16 – SALVADOR SÁNCHEZ-TERÁN, PRESIDENTE DE LA PLATAFORMA DE LA SOCIEDAD CIVIL G2020 Y FUE MINISTRO DE LA TRANSICIÓN