Juan Carlos Girauta-El Debate
  • Nos cuentan que EE.UU. es una amenaza, que no se puede contar con ellos, que Europa tendrá que valerse por sí sola. Una vez vendida la moto, se pone en marcha el rearme, con gran endeudamiento y bula contable. Para cumplir de una vez con EE.UU., gran pagador hasta ahora. Ilusos

Anuncia ‘Lo País’, con encuestas más escoradas que el Costa Concordia, un creciente desapego europeo de los EE.UU. «El desapego», justamente, era la cantinela de los nacionalistas catalanes antes de echarse al monte, siendo La Vanguardia su primer almuédano. Es retorcido: se inventan la paulatina desaparición de un apego que en realidad no existía, ni en los vanguardistas de Godó hacia España ni en la vieja Europa hacia los imparables EEUU. ¡Estoy empezando a sentir desapego! —protestan con su boquita de piñón. ¿Pero qué apego me tenías tú? —sería la réplica adecuada.

Europa viene desapegada de antiguo, ya se ha contado aquí lo de la torturada psique colectiva francesa y cómo no perdonan a los americanos que les salvaran, cuando lo que tenía que haber funcionado era la línea Maginot, nombre que no se pronuncia sin un rictus de coñita. Francia, y Europa toda detrás de ella, debería aprovechar el estado de la tecnología para enseñar en las escuelas la historia soñada de un mundo paralelo donde la línea Maginot (je) funciona y Francia gana a Alemania salvando a Inglaterra. ¡Y a la URSS, a la URSS también! En ese mundo todos pertenecieron a la resistencia. Si Mitterrand los hipnotizó con un pasado donde no vistió camisa negra, el último francés (Macron mismo) tiene derecho a enorgullecerse, aunque no hubiera nacido cuando la guerra. Procedan con la Inteligencia Artificial.

España está ocupada en su propia reinvención, desligada de la aventura europea por la neutralidad. No creería tanto en el poder del autoengaño si no hubiera vivido la Barcelona de los setenta, y muy en concreto las etapas que van del 76 (cuando se ve que Suárez va en serio) al 77 (cuando se celebran las primeras elecciones democráticas, para Cortes constituyentes en concreto). La otra etapa que me abrió los ojos llegó enseguida: del 79 (con alcaldes progres y otras elecciones generales) al 80 (con el ascenso de Pujol). En la primera etapa comprobé cómo un rebaño inmenso de muditos con Franco, o de francos franquistas, se recordaban demócratas. En la segunda etapa, inmediata, el rebaño barcelonés se había implantado recuerdos espurios de una lucha por la nacionalidad catalana y por el derecho a educarse en lengua materna (aún se reivindicaba eso, hoy es fascista).

La presente sugestión colectiva, la que define este momento histórico, solo persigue que los miembros de la OTAN cumplamos de una vez con las condiciones que nos impone nuestra pertenencia… haciendo ver que nos rearmamos contra los EEUU. Geoestrategas a la violeta, tertulianas multitarea, militares muy retirados y editorialistas del gran consenso socialdemócrata insisten en la mixtificación de este segundo trumpismo, la cosa más seria que ha vivido Occidente en décadas. Nos cuentan que EE.UU. es una amenaza, que no se puede contar con ellos, que Europa tendrá que valerse por sí sola. Una vez vendida la moto, se pone en marcha el rearme, con gran endeudamiento y bula contable. Para cumplir de una vez con EE.UU., gran pagador hasta ahora. Ilusos.