«La batalla política ya está ganada», aseguró ayer la joven exdirigente francesa de Batasuna Aurore Martin, acompañada por cientos de personas que secundaron una manifestación en su favor en Bayona.
Ella sigue esperando a que la policía francesa intente detenerla, haciendo efectiva la euroorden dictada por la Audiencia Nacional para que sea juzgada en España por pertenencia a ETA. Mientras tanto, Martin, de 32 años, se muestra orgullosa de haberse convertido en el nuevo icono de la izquierda abertzale, dando amplia difusión a sus postulados en Francia.
La policía terminará arrestándola, según confirmó esta semana el ministro del Interior, Claude Guéant. Mientras Martin mantiene su desafío a las autoridades, estas siguen esperando un momento adecuado para no repetir la imagen del martes, cuando unos pocos agentes se vieron desbordados por decenas de simpatizantes que impidieron su arresto.
Una farmacia y una tienda de excedentes militares coronada por ikurriñas delimitan el principio y el final de la Rue de basques, [la calle de los vascos], en el barrio de Petit Bayonne. Martín suele estar refugiada en el número 48, en el piso de su hermana. Sus amigos hacen guardia permanente y a 200 pasos, al otro lado del río, hay un campamento de indignados franceses dispuestos a volver a intervenir.
Martin sería la primera ciudadana francesa en ser extraditada por pertenecer a Batasuna, ilegalizada en España pero legal en Francia como asociación. La euroorden emitida por el juez Pablo Ruz, que dio continuidad al trabajo de su antecesor, Baltasar Garzón, argumenta que entre 2005 y 2008, como representante vascofrancesa en la Mesa Nacional, la mujer participó en la actividad del considerado como brazo político de ETA. Desde entonces, la izquierda abertzale ha hecho pública su apuesta por vías pacíficas y ha vuelto a las instituciones vascas a través de Bildu, aunque sigue sin pedir a la banda que desaparezca. Martin ha sido detenida varias veces, pero nunca ha sido condenada. En 2003 estuvo un mes en prisión por orden de la juez antiterrorista Laurence Le Vert, por supuesta pertenencia al aparato de captación de ETA.
Desde que la mujer pasó a la clandestinidad en diciembre para eludir su extradición, avalada por el equivalente francés del Tribunal Supremo, ha multiplicado sus intervenciones en los medios franceses. Reapareció el sábado 18 en Biarritz. Su caso también ha generado cierto debate en torno a las euroórdenes. Sus defensores, incluido el progresista Sindicato de la Magistratura, son contrarios a que Francia entregue a uno de sus ciudadanos por algo que no es delito en la legislación del país. También ha recabado el apoyo de decenas de cargos públicos, sobre todo de la izquierda, incluido el Partido Socialista. Incluso el autor de Indignaos, Stéphane Hessel, firmó una petición en su favor.
EL PAÍS, 26/6/2011