EDITORIAL-El Español 

Tras más de cinco años de bloqueo, PP y PSOE han llegado a un acuerdo para la renovación de los veinte vocales del Consejo General del Poder Judicial, que implica el reparto de las vocalías al 50%: diez a propuesta del PP, diez a propuesta del PSOE.

El acuerdo incluye además la petición de que el nuevo CGPJ elabore una «propuesta de reforma del sistema de elección» de los doce vocales que el artículo 122 de la Constitución ordena seleccionar entre «magistrados de todas las categorías judiciales».

Populares y socialistas han llegado así al acuerdo que EL ESPAÑOL ha pedido una y otra vez en sus editoriales. Uno que implica la renovación inmediata del CGPJ mediante el sistema antiguo y que define de forma precisa el procedimiento para la elaboración de una propuesta de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

El acuerdo exige, además, que esa propuesta de reforma «garantice la independencia» de los nuevos vocales, cuente con «la participación directa de jueces y magistrados», sea «evaluada positivamente por el informe del Estado de derecho de la Comisión Europea», y sea acorde «con los mejores estándares europeos».

Dicha propuesta será trasladada luego al Gobierno, al Congreso y al Senado, convertida en proyecto o proposición de ley, y votada en las Cortes Generales.

Por primera vez, además, serán los vocales del CGPJ los que escojan al presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, sin ningún tipo de interferencia política.

También queda prohibido, según el pacto de PP y PSOE, que un ministro o exministro sea nombrado fiscal general del Estado.

El acuerdo es el mejor de todos los posibles. Y es bueno por dos motivos distintos. Porque implica el desbloqueo del CGPJ, en primer lugar.

Y porque obliga a los juristas del órgano de gobierno de los jueces a entenderse y a sumar una mayoría cualificada de tres quintos para su propuesta de reforma de la LOPJ. Mayoría que se exige también en el CGPJ para los nombramientos de las vacantes del Supremo, de los tribunales de justicia de las comunidades autónomas y de los presidentes de las audiencias provinciales.

Este diario no se engaña acerca de las dificultades que la reforma de la LOPJ deberá superar. Para empezar, el de la oposición de los socios parlamentarios del PSOE, que ya han expresado su desacuerdo con el pacto firmado con el PP y que preferirían que el nombramiento de los doce vocales continuara en manos del Congreso.

El PP se ha felicitado con especial énfasis por «la aprobación simultánea de una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial que garantiza la independencia, elimina el control político y asegura una composición equilibrada del CGPJ».

La frase es exagerada. Porque el acuerdo no implica la aprobación automática de esa reforma, ni garantiza que esta obligue a que la elección de los doce vocales les corresponda a los propios jueces. Pero sí abre una puerta a esa posibilidad.

La posición de este diario es que el «pacto de pactar» acordado por PP y PSOE es en sí mismo una mejora sustancial respecto al bloqueo previamente existente. Ese, el de «pactar pactar», fue el espíritu de la Transición y el que permitió la consolidación de la democracia constitucional y del sistema de libertades del que todavía hoy disfrutamos.

Es obvio que la propuesta de reforma de la LOPJ que haga el CGPJ en un plazo de seis meses desde el nombramiento de los nuevos vocales estará alineada con la sensibilidad de la mayoría parlamentaria. También lo es, por tanto, que nada remaría más en favor de una reforma de la LOPJ alineada con los deseos de los jueces, de la UE y del PP que una victoria de Alberto Núñez Feijóo en las urnas.

Pero el simple hecho de pactar es ya una victoria política para el PP. Porque elimina de la ecuación la acusación de «incumplimiento de la Constitución» que con razón esgrimía el PSOE contra él, y coloca la pelota en el tejado de un Pedro Sánchez cuyo compromiso con la transparencia y la limpieza le obliga ahora a actuar en el CIS y en la Fiscalía.

Los dos partidos tienen motivos para felicitarse. El PP ha conseguido ligar la renovación del CGPJ a la expectativa de un cambio en la LOPJ, y el PSOE ha logrado que dicha renovación se haya producido mediante el sistema antiguo, y no haya sido condicionada a un cambio inmediato en el modelo de elección de los doce vocales del artículo 122.