Tonia Etxarri-El Correo

Está el ambiente tan polarizado que sólo con describir el recuento de votos ya te ganas una montaña de descalificaciones. Pero si Feijóo ha ganado será que Sánchez ha perdido porque ha quedado el segundo ¿no?

Sigamos. Que los socialistas no van a facilitar la investidura del líder del PP se da por descontado porque Sánchez ha hecho de su ‘no es no’ a la derecha el santo y seña de su política de confrontación. Pero no va a emprender un camino hacia la recuperación de la convivencia si se parapeta tras una alianza con quienes quieren destruir el marco democrático de la Constitución.

Feijóo va a intentar su investidura aunque sabe, de antemano, que fracasará porque no ha logrado la mayoría suficiente ni siquiera con Vox y porque Sánchez se niega a facilitar la gobernabilidad del partido más votado. A estas alturas, ni siquiera ha reconocido la victoria del PP porque ni ha tenido el detalle de cortesía política de felicitarlo. A la derecha, ni agua.

Pero el panorama que le aguarda a él, con el precio que va a tener que pagar a sus aliados independentistas, no es nada edificante. Puigdemont se ha unido a la fiesta porque, si no, los números tampoco le cuadran a Sánchez. ERC se ha dado un golpe considerable en las urnas. Una situación endiablada. Quien tiene ahora la llave de la gobernabilidad de Sánchez es un prófugo de la justicia que, para más inri, tiene que afrontar su situación judicial porque la Fiscalía del Tribunal Supremo ha activado la orden de búsqueda y captura contra él.

Mientras tanto los de Pablo Iglesias han desenterrado el hacha de guerra contra Yolanda Díaz que, después de haber amordazado a los de Podemos, ha perdido 700.000 votos y siete escaños. Pero eso para el candidato socialista es una china en el zapato. Espoleado por Zapatero está ya repasando las exigencias de Junts y el prófugo de Waterloo.

Amnistía y autodeterminación. ¿Pasará Sánchez por ese aro? Illa ya ha dicho que no. Pero los obstáculos que parecían infranqueables como los indultos y el borrado del delito de sedición se superaron sin traumas. Y en Cataluña le han premiado en las urnas. Como en Euskadi han hecho lo propio con Bildu. «Eso es la política», dice Zapatero, encantado con el marco de confrontación. Feijóo ha obtenido trescientos mil votos más que Sánchez. ¿Va a gobernar el líder de los socialistas contra la otra mitad del país?

Tan sólo el PNV podría decantar la balanza. Pero no parece dispuesto a alinearse con la derecha española (ellos también son derecha aunque no les guste recordarlo) cuando falta tan solo un año para las elecciones autonómicas en las que librará una batalla descarnada con Bildu.

Si Sánchez fracasara porque Puigdemont decide torpedear la gobernabilidad de España, volveríamos a las urnas. Deberían ponerse de acuerdo los dos grandes partidos para salvar a este país marcado por las trincheras que la Transición había logrado superar y que ahora se han reavivado con preocupante intensidad.

Lo sé. Es un brindis al sol.