LUCÍA MÉNDEZ – EL MUNDO – 11/02/17
· Somos un partido unido, orgulloso, duro como una roca, un partido que se quiere a sí mismo con un líder resistente a las tormentas y al que la Historia ha dado la razón. Con esta leyenda escrita en los ojos y en el ambiente, los más de tres mil compromisarios fueron llegando al 18º Congreso del PP para darse un homenaje de tres días en la Caja Mágica.
Un baño se autoestima que sólo puede verse empañado por el frío y desangelado ecosistema de la Caja, Mágica pero helada. El cónclave popular, cinco años después del último, viene a ser la gran gala de los Óscar del PP en versión política. Los pasillos de la instalación deportiva son un inmenso photocall. La cafetería está más concurrida que las comisiones donde se debaten las ponencias y todo el mundo parece feliz y contento.
Los militantes, concejales, alcaldes, tenientes de alcalde, consejeros, asesores, cargos medios y jóvenes del PP han viajado a Madrid para hacerse unos selfies con las celebridades, ministros, presidentes autonómicos y famosos en general. Muchas fotos, mucha alegría, mucha gente contenta de haberse reencontrado. Un partido radiante, orgulloso y satisfecho de sus líderes. La envidia de cualquiera, del PSOE sin ir más lejos. La secretaria general apuntó en su discurso las razones del regocijo popular.
El PP se lo merece, por haberse «batido el cobre» defendiendo «a pecho descubierto» y con grave peligro para su vida las medidas impopulares del Gobierno de Rajoy durante la crisis. Sin cuñas, ni fracturas, ni tonterías. «Un partido único», «faro» y «guía» de los españoles. Y qué decir del presidente. «Tú tenías razón, siempre la tuviste», le dijo la número dos al número uno. Como en Podemos, vaya. Mientras Cospedal procedía a rendir culto al líder y el público aplaudía a rabiar, el líder bajaba la cabeza en actitud humilde. Está fuera de toda duda que el 18º Congreso dedicará el 99% de sus esfuerzos a elevar a los altares de forma definitiva a Mariano Rajoy. Sin complejos. Porque se lo merece.
Ante la ausencia de un sector crítico mínimamente identificable –ni siquiera una discreta Esperanza Aguirre ejerce ya como tal–, la dirección del PP ha tenido a bien entretener un poco a los medios de comunicación dejando libre el debate en la ponencia política y de estatutos, de un par de enmiendas sobre las que los periodistas se lanzan como si fueran auténticas delicatesen políticas. Rajoy es tan generoso que hasta aceptó enmiendas y permitió el lujo de una ¡reñida! votación sobre incompatibilidades que apuntaba a los cuatro cargos de Cospedal.
Un pequeño desagüe para la militancia en el océano de las unanimidades. Los aguerridos del humanismo cristiano se salieron con la suya al incluir el concepto en la definición ideológica del PP. El presidente no quiere perder público por ese lado, ni por ninguno. El PP es liberal, conservador, democristiano, social y lo que haga falta. Un partido atrapalotodo y feliz. ¿Gürtel dices? ¿Eso qué es?
LUCÍA MÉNDEZ – EL MUNDO – 11/02/17