El político «independiente» de «Gara» Martín Garitano se estrenó ayer en sede parlamentaria con un discurso templado, aunque sin olvidar sus raíces.
De ahí que apareciera con un pin en la solapa de su descorbatada chaqueta con el número de presidiario de Arnaldo Otegi, el 8719600510. Asesorado por su gente de prensa —algunas voces apuntan a que podría incorporar a exlíderes de Batasuna a su gabinete— el candidato de Bildu tiró de guión y evitó el encontronazo directo con sus oponentes políticos. De hecho, la pugna partidista que PNV y PSE protagonizaron en la sesión de investidura eclipsó por momentos a Garitano y le permitió recoger su «makila» —bastón de mando— sin sorpresas de última hora.
Arropado por la presencia de veteranos batasunos como Rufino Etxeberria y Joseba Permach, Garitano se enfundó el traje de anfitrión y moduló el tono. Allí estaban también las otras dos «patas» de la coalición: Pello Urizar (EA) y Oskar Matute, de Alternatiba. Incluso, en un alarde de inusitada cordialidad política tendió la mano al PNV y PSE para llegar a acuerdos. Con los nacionalistas, de forma «preferencial», para ahondar en su proyecto soberanista. Con los socialistas, para tejer pactos «puntuales». «Estoy seguro de que nos veremos con frecuencia», avanzó.
También se atrevió con los populares, a quienes exigió aparcar su discurso «apocalíptico» y animó a implicarse con «valentía» en el final de la violencia. «Manda huevos, como diría mi compañero (Federico) Trillo», le replicó el portavoz del PP, Juan Carlos Cano, quien hubo de recordarle que ha sido su partido el que más ha sufrido el zarpazo terrorista. «¿Y usted nos pide valentía? ¿Qué papel ha jugado usted para que desapareciera ETA en los últimos años? ¿Qué hacía usted mientras la sociedad vasca se manifestaba en las calles? Sea usted valiente, pida su disolución y condene su historia», le inquirió el portavoz del PP.
¿Qué hacía Martín Garitano cuando ETA activó la «socialización del sufrimiento, cuando amplió el abanico de objetivos y lanzó su ofensiva contra cargos del PSOE y PP? Pues el nuevo diputado general de Guipúzcoa era redactor jefe de «Egin», el periódico que clausuraron los tribunales por estar al servicio de ETA.
Y era hombre de confianza de Xabier Salútregi, el director del rotativo que nombró el entonces cabecilla de ETA José Luis Álvarez Santacristina, «Txelis». Allí coincidió con el también redactor jefe de «investigación», Pepe Rei. Aquel que apuntaba —Joseba Goikoetxea, Ramón Doral, José Manuel Olarte, José Antonio Santamaría…— para que ETA disparara. Allí, en «Egin», tuvo a sus órdenes a los «periodistas» Andoni Murga y Fernando Alonso, detenidos cuando acababan de poner una bomba a una empresa que no pagaba el «impuesto revolucionario».
ABC, 24/6/2011