Tonia Etxarri-El Correo

Es todavía agosto. Pero ya estamos de lleno en la semana de la ‘rentrée’ política, con el Consejo de Ministros hoy martes. Con el Consejo de Gobierno que presidirá el lehendakari Pradales en el Palacio de Miramar el próximo jueves. Y con la comparecencia de cuatro ministros en el Senado para responder por la inacción, el caos y la descoordinación inicial en los incendios. Pistoletazo de salida lo llaman los cursis. En realidad, se prepara un choque de trenes. Con un Pedro Sánchez con suerte pero como un ‘pato cojo’, que así llaman en EE UU a los presidentes en su último mandato.

En el orden del día de La Moncloa figura la creación de una comisión interministerial destinada a abordar las consecuencias del cambio climático sufridas este verano con los incendios provocados, en su mayoría, por la mano del hombre. Con el comodín de la emergencia climática y los negacionistas de la derecha como nuevo mantra de otoño. Pero lo más curioso de este anuncio es que el Gobierno lo presenta como novedad cuando, en realidad, ya aprobó un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático hace cuatro años, que por cierto le daba el mando único en tragedias como los incendios que ahora ha dejado en manos de las comunidades autónomas como si hubiera que funcionar como un Estado confederal.

En Euskadi, el lehendakari sabe que la inestabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez le afecta porque el mercado persa en donde se ha ubicado el presidente para intercambiar favores con sus socios está permanentemente abierto y no puede satisfacer a todos al mismo tiempo. El cierre del Estatuto deberá esperar pero el PNV, por su conveniencia, no se desmarcará de la foto.

Lo que busca el presidente es un resultado fructífero en la negociación de los Presupuestos del 2026. Con esta expectativa, dos de sus aliados más estables, Otegi y Junqueras, que se reunieron ayer en San Sebastián, siguen dando clases de democracia blanqueando su pasado de justificación del terrorismo de ETA, uno, y del intento del golpe a la Constitución, otro. Ayer se permitieron hablar de la «ola reaccionaria» que invade el Estado para apretar a Pedro Sánchez en sus reivindicaciones y, de paso, dar una imagen menos sumisa que uno y otro han dado en esta legislatura.

A Junts, que ya ha puesto en cuarentena su apoyo a los Presupuestos, le parece que los republicanos se conforman con migajas. Lo cierto es que a la hora de la verdad, tan solo amagan. ERC de vez en cuando levanta la voz pero sigue apoyando al socialista Salvador Illa en el Gobierno de la Generalitat. Bildu, ni rechista. Que bastante bien le ha ido hasta ahora con el traslado de los presos de ETA cerca de casa, la Ley de Memoria Democrática y los pactos de gobierno en la Comunidad Foral de Navarra y en el Ayuntamiento de Pamplona. Sánchez sigue teniendo suerte incluso con la oposición. Ayer Feijóo presentó sus cincuenta propuestas para prever los incendios exigiendo un registro nacional de pirómanos. Un chollo. Que se lo pregunten al presidente galo Macron que se le está calentando tanto la calle que sus adversarios están proponiendo «bloquear todo». Nada que ver.