El objetivo de Rajoy en estos primeros contactos con los líderes de los dos partidos que están en disposición de facilitar la investidura y la gobernabilidad no era otro que el de conseguir abrir, al menos con uno de ellos, una vía de diálogo. Sabía el presidente en funciones que hacerles cambiar de posición en apenas una hora de encuentro no era viable. La estrategia de «reblandecimiento» debía ser otra: mantener la comunicación, el intercambio de papeles y datos, las sugerencias y las ideas.
Con Pedro Sánchez la aspiración se confirmó vana. Con Albert Rivera la disposición ha sido diferente. El candidato le ofreció ayer emprender una «negociación leal, abierta y sin límites», a través de cuatro grupos de trabajo que se centrarían en 10 grandes áreas que, al desplegarlas, recogen todos aquellos puntos de coincidencia –un centenar– que existen entre los programas electorales del PP, del PSOE y de Ciudadanos.
Rivera no llegó al extremo de aceptar la designación de equipos negociadores ni asumió empezar a discutir sobre todos estos apartados, pero sí se mostró dispuesto a estrenar un canal de comunicación personal con Rajoy, a quien solicitó «toda la información» relacionada con el techo de gasto, la evolución del déficit, las medidas para cumplir los compromisos con Bruselas… Él mismo aseguró que en este terreno «hay una línea abierta» y «voluntad de trabajar juntos». Lo mismo sucede en relación con la propuesta de «solemnizar» un «pacto por España» frente al reto secesionista.
Ciudadanos lo plantea como una antesala de las negociaciones y acuerdos a los que habría que llegar una vez que se formara un Gobierno. En Moncloa creen, por su parte, que por algún lado hay que empezar y que éste, pese a no asegurar ni mucho menos la investidura, no es un mal comienzo. «Es un primer paso; pero la más larga caminata empieza siempre con un primer paso», explicó un Rajoy optimista, para quien el escenario de una repetición de elecciones sería «una vergüenza».
El partido naranja, no obstante, sigue instalado en su decisión de abstenerse en la investidura de Rajoy cuando ésta llegue. No quiere escenificar públicamente una negociación porque podría volverse en su contra con el paso de los días y multiplicar la presión que ya existe para que cambie su voto de la investidura.
Por ahora rechazan de pleno transitar hacia el sí y prefieren cargar toda la responsabilidad del bloqueo político que padece el país sobre la intransigencia del PSOE, cuya abstención, parcial o total, sería siempre imprescindible para que Rajoy consiguiera la confianza de la Cámara.
En este sentido, Rivera aprieta cada día más a Sánchez para que se mueva: «Si sigue en el no, no, no, inflexible, inmovilista, España estará condenada al bloqueo y a una crisis institucional sin precedentes». «Si tú no puedes gobernar, ir a la investidura o tener mayoría», llegó a recriminarle al secretario general del PSOE, «hay que permitir que alguien gobierne y que el país se ponga en marcha».
Todo indica que, poco a poco, Ciudadanos va dejando atrás el veto a Rajoy que proclamaba en cada comparecencia. Rivera prefiere mirar hacia delante porque entiende que «no hay alternativa».
Rajoy, por su parte, volvió a recordar las urgencias a las que se enfrenta el país e hizo un nuevo llamamiento a la «colaboración» y a la «responsabilidad de todos»: «España requiere un Gobierno sólido y estable con amplia mayoría parlamentaria. Si para conseguir la investidura es necesario un compromiso del PSOE, para conseguir la gobernabilidad y la estabilidad en la política española se necesita la colaboración de Albert Rivera y la de su partido».
El candidato y el líder de Ciudadanos volverán a reunirse en próximas fechas. En buena medida del resultado de esos contactos dependerá la fecha del debate de investidura. El presidente en funciones, que ayer se reunió en despacho ordinario con el Rey, sigue firme en su decisión de no planear debate alguno en tanto no cuente con apoyos suficientes como para superarlo con éxito. Rivera, en todo caso, como ya hiciera Sánchez, le urgió a formalizar cuanto antes la fecha y hora de la sesión de investidura.
El presidente de C’s no alberga dudas de que Rajoy se presentará a la misma «porque es su obligación y porque España necesita certidumbre». En su opinión, la fecha no debería situarse más allá de finales de agosto, a fin de poder cumplir, aun in extremis, con el calendario presupuestario.