PEDRO G. CUARTANGO – EL MUNDO – 28/11/16
· Siempre he creído que el futuro sólo se puede predecir a posteriori, cuando los hechos ya han sucedido. Vivimos en una era de extremada incertidumbre por muchas causas que van desde el acelerado cambio tecnológico a la crisis del sistema de valores. Y además estamos en una sociedad globalizada, en la que cualquier cosa que acontece al otro lado del mundo puede afectar a nuestras vidas.
Nadie fue capaz de anticipar la crisis que sacudió a la economía a partir de 2008. Y nadie fue capaz de prever el ascenso del populismo excepto una persona: un profesor de filosofía llamado Richard Rorty.
Este visionario, fallecido hace nueve años, publicó en 1998 un libro titulado Achieving our country, en el que pronosticaba el advenimiento de «un hombre fuerte» como consecuencia del deterioro de las condiciones de vida de la clase media en EEUU y de la quiebra del discurso social de la izquierda. La victoria de Donald Trump ha convertido en realidad su profecía.
Vean lo que escribió: «el electorado decidirá que el sistema ha fallado y depositará su voto en un hombre fuerte. Alguien que les asegure que los burócratas engreídos, los abogados tramposos, los ejecutivos que cobran bonus y los profesores posmodernos dejen de decirles lo que tienen que hacer».
Sigue: «los sindicatos y los trabajadores sin cualificar pronto comprenderán que el Gobierno no es capaz de evitar que se hundan los salarios o que los empleos se vayan fuera del país. Al mismo tiempo los trabajadores de cuello blanco sufrirán la pérdida de poder adquisitivo y no podrán mantener sus beneficios sociales».
Esto es exactamente lo que ha sucedido y Rorty fue capaz de darse cuenta hace casi dos décadas. Asombroso. Este profesor de Princeton, fascinado por Wittgenstein, veía ya a mediados de los años 90 la descomposición de la izquierda, que, según su análisis, había renunciado a la crítica de la desigualdad social para ensimismarse en el análisis del yo. También era consciente del alejamiento de los sindicatos y los intelectuales de una clase trabajadora que iba a pagar las consecuencias de la globalización.
¿Qué ha sucedido para que demagogos como Trump hayan ganado unas elecciones en EEUU, para que Marine Le Pen pueda ser la próxima presidenta de Francia y para que el apoyo a un partido de extrema derecha xenófobo haya crecido vertiginosamente en Alemania?
Todo esto tiene bastante que ver con la incapacidad de la izquierda –en concreto de los partidos socialdemócratas como el SPD o el PSOE– de plantear una alternativa eficaz para afrontar la creciente desigualdad y las consecuencias de la globalización.
Las recetas neoliberales de Thatcher o Reagan que tanto éxito tuvieron en los años 80 han provocado una economía precarizada y un deterioro del nivel de vida de los asalariados porque esas políticas no podían funcionar en un mundo globalizado.
Un obrero de la ría de Bilbao compite hoy con otro de China. Y para eso no estamos preparados. Ello crea un terreno abonado para la demagogia y el populismo, mientras los Gobiernos se ven sobrepasados por los mercados. Naturalmente yo no tengo la solución, pero sí que recomiendo leer a Rorty.
PEDRO G. CUARTANGO – EL MUNDO – 28/11/16