Tonia Etxarri-El Correo
Europa apremia y pide agilización en la respuesta de los Estados miembros para concretar el aumento en la inversión militar mientras, y en España, los socios de Pedro Sánchez están iniciando una rebelión contra el incremento del gasto en defensa dejando en una interrogante el papel del Parlamento como Poder Legislativo. El Gobierno de la Moncloa se halla inmerso en plena operación de ingeniería contable para evitar tener que hacer recortes de las partidas en los servicios del Estado del bienestar y, a la vez, cumplir con el compromiso de llegar al umbral del 2% de nuestro PIB para gastos militares, a pesar de que Bruselas maneja ya el porcentaje del 3%.
Pero no cuadran las cuentas. El Fondo de Contingencia, esa partida para «necesidades inaplazables» a la que el Gobierno fía el incremento de la inversión, ha sobrepasado ya la disposición de sus previsiones en 187 millones en lo que llevamos de año. De ahí que el Gobierno insista en que haya transferencias a fondo perdido, como en los tiempos del Covid. Pero ayer, Pedro Sánchez, lo que encontró en su visita a Finlandia, fueron evasivas por parte del primer ministro, que evitó pronunciarse sobre la idea de que los Estados de la Unión no sólo tengan préstamos a su disposición, sino también transferencias directas.
Todavía se plantean muchas incertidumbres. En cuanto Sánchez se decida a concretar su plan, debería llevar el decreto al Congreso. Por higiene democrática, sobre todo. Pero el pase por el filtro de la Cámara baja entraña riesgos que, hoy por hoy, le inducen al presidente del Gobierno a caer en la tentación de saltarse el debido control parlamentario. Porque la mayoría de sus socios rechazan incrementar el gasto en defensa. Lo de menos es el antibelicismo del menguante Sumar, tan necesitado de sacar la cabeza en el conglomerado de la extrema izquierda antiatlantista. Al menos eso es lo que esperan en el ala socialista de la Moncloa. Algo de ruido y poco más. «Escuelas, sí; tanques, no». «Hospitales, sí; bombas, no». Y esa propaganda que tan bien le va a Putin, uno de los dictadores más bélicos del planeta que ha arrasado escuelas y hospitales en Ucrania a la vista de los focos televisivos. Pero en la extrema izquierda los humos están muy caldeados y Sánchez no las tiene consigo.
En la ronda de hoy, lejos de plantear un pacto a Feijóo, le emplazará a que se defina frente a Vox ¿De parte de quién está el PP? Pinchará en hueso. El PP, en Europa, está con el PPE, naturalmente. Y con Von der Leyen, que está pidiendo el incremento en gastos de defensa. Otra cosa es que el presidente pida un apoyo indiscriminado a sus ocurrencias. Así no funciona el debate en democracia. La batalla de la autodefensa se da en Europa y se debe debatir en cada Parlamento. En España, también. No se le puede hurtar a la ciudadanía su implicación en el rearme de la democracia . El presidente tiene un quebradero de cabeza porque está en una encrucijada, pero no puede actuar como si tuviera un gobierno de mayoría absoluta. Debería someterse a la voluntad del Parlamento, aunque no le resulte favorable. Todo lo demás son trampas.