Un real banquillo

EL MUNDO 22/12/14
SANTIAGO GONZÁLEZ

La Abogacía del Estado es el cuerpo de elite del funcionariado español. Sus integrantes lo llaman el Cuerpo a secas, con una antonomasia como la que lleva a los miembros del Opus a denominar la Obra a lo suyo. Es el signo de los tiempos. A la gente de mi generación que no ha pasado por el ungimiento de las oposiciones, cuando le hablan de El Cuerpo entiende Raquel Welch o ElleMacPherson. Pero no. La Abogacía del Estado proporciona a la política algunos de sus cargos relevantes, ya sea una Sáenz de Santamaría o una Cospedal, con sus diferencias, o un AriasCañete que apenas se limitó a sacar la plaza y no ejercer.

Los abogados del Estado que ejercen la acusación particular en el caso Nóos han venido a sembrar de incertidumbre el futuro inmediato de la Infanta Cristina. Ciertamente no la acusan de delito fiscal, pero tampoco hacen una explícita petición de sobreseimiento, como sí hace en su escrito el fiscal Horrach. La Ley de Enjuiciamiento Criminal prescribe que si el fiscal y la acusación particular piden el sobreseimiento, el juez instructor deberá acordarlo así, sin dejar margen alguno a su discrecionalidad.

Pero, ¿qué pasa si el acusador particular no la pide? Pues que entonces el instructor no se sentiría obligado a sobreseer por aplicación de los artículos 641 782.1 de la LEC. Sostenía el Ministerio de Justicia que bastaba la decisión de no acusar de la Abogacía del Estado para que, aun sin la invocación expresa de los mencionados artículos, se deba decretar el sobreseimiento y archivo de la causa respecto a la Infanta, en aplicación de la doctrina Botín, que impidió procesar al querido Emilio de Baltasar Garzón con el solo impulso de la acusación popular.

La cuestión es que la Abogacía del Estado será el Cuerpo, qué digo el cuerpo, un cuerpazo, pero parece que su fuerte no es el Derecho penal. Y que el juez Castro estaba muy terne en la idea de sentar en el banquillo a la Infanta. No hay razón, en consecuencia, para que se llame nadie a engaño si el juez, como parece, sienta mañana a Cristina de Borbón en el banquillo de los acusados.

Mañana va a ser procesada una hija de Rey y hermana de Rey, lo cual es en sí mismo una noticia de impacto, aunque lo es más por ser la víspera del estreno de Felipe VI en ese rito que es el discurso real de Nochebuena: permitidme que por vez primera me asome a la intimidad de vuestros hogares, etc.
«La ley es igual para todos», dijo su augusto padre en navidades recientes, para darse por enterado de que tenía justiciables en casa y así parece que va a ser. O no, que el pueblo llano tiene el alma calcetera y lo que no le reprocha a un crack del fútbol o a un entertainer le hace exigir carreta para la altiva princesa. El pueblo llano se hace a veces cuesta arriba.