Solo nos falta Macrom, el tercero
A Dios rogando y con el mazo dando. Pere Aragonès, el presidente demediado de la Generalidad, ha anunciado su intención de asistir a la cumbre hispanofrancesa de Barcelona el próximo día 19. Lo ha hecho por medio de su portavoz, Patricia Plaja, que ha explicado el derecho que le asiste al president a estar presente en la cumbre como primera institución del país. Ese mismo derecho le asistía cada vez que el Rey ha visitado Cataluña en los últimos años y el dirigente autonómico le obsequiaba con el pase del desdén.
Hay una cuestión muy pintoresca en el asunto. Aragonès, como es sabido, une en su persona el cargo de presidente del Govern con el de coordinador general de ERC. Él estará en la cumbre mientras su partido monta el pollo en las calles de Barcelona. La portavoz Plaja ha aclarado que él no irá a la manifestación, no vayan a creer, pero es que para conseguirlo tendría que empatar en el don de la ubicuidad al mismísimo Dios Padre. De momento ya se lo disputa al PNV, que estar lo más cerca posible de la divina bilocación. ¿Quiere esto decir que el tercero en la cumbre estará en contra de las algaradas que monte su chusma en el carrer? ¿Cómo se les ocurre? Aragonès, como todos sus antecesores, entiende y respeta a los de la algarada porque La Moncloa está usando la cumbre hispanofrancesa con fines partidistas y la posición en los dos lados, cumbre y manifestación, es perfectamente compatible. “Apreteu, apreteu”, pedía Quim Torra a los cdr, aunque eso ya lo habían inventado las hordas de Podemos.
Uno piensa que en momentos como este Pedro Sánchez debe de sentir un conflicto interior, más que nada por el qué dirán, a ver qué va a pensar su interlocutor francés de este chisgarabís bajito que se va a instalar entre los dos mientras anima a su morralla a montar bronca o aparenta indiferencia y hace oídos de mercader a la protesta, que también podría ser.
El problema de Sánchez es que algún día tendrá que plantarse frente a sus socios golpistas, separatistas y filoterroristas, no porque él tenga el más mínimo freno moral o inconveniente estético, sino porque son insaciables y porque inmediatamente después de aceptarles su último chantaje se dará cuenta de que siempre es el penúltimo y que inmediatamente le harán otro. Félix Bolaños debe de ser el único español que cree que el ‘procés’ ya es historia para ellos, mientras Aragonés exigía por enésima vez su referéndum.
Por otra parte, un informe del Consejo Fiscal advierte muy severamente sobre el intento de sustituir la ley de Secretos Oficiales (Ley 9/1968 de 5 de abril) por la Ley de Información Clasificada. Sobre la pertinencia del cambio caben pocas dudas habida cuenta de que la ley saliente es de 1968, de cuando aún faltaban diez años para que votásemos la Constitución en referéndum. En cualquier caso, una vez aprobada la conveniencia de sustituir la Ley habrá que cuidar de que la ley que la sustituya esté mejor hecha, cosa que no se acaba de garantizar en el nuevo texto. Son muchos los órganos a los que esta ley va a permitir clasificar información. Por ejemplo, las Comunidades Autónomas con competencias policiales, que podrán negarle al Estado informaciones que consideren relevantes. Esto, unido a la cuantía de las sanciones (hasta tres millones de euros) puede comprometer, en opinión del Consejo de Fiscales, las libertades de comunicación e información. Bueno, siempre quedará el recurso de encomendar la redacción de la nueva ley a Irene Montero, que tiene buena mano.