ABC 25/02/14
EDURNE URIARTE
· La mano firme contra ETA y cualquier otro terrorismo está garantizada en Francia
Manuel Valls, el ministro de Interior francés, me ha reconciliado con Francia en lo que a lucha antiterrorista se refiere. Cuando ha dicho una obviedad, sí, pero infrecuente en la izquierda últimamente, y mucho más en Francia. Esa de que «No estamos en un proceso de paz, estamos en un proceso de lucha contra el terrorismo». Lamentablemente, Francia ha estado casi siempre en lo otro, como una buena parte de la izquierda española. En el «proceso de paz», para con el terrorismo etarra y para con otros terrorismos extranjeros como las Brigadas Rojas y las FARC. Se cuentan por decenas los episodios políticos lamentables en este terreno, desde las negativas a la entrega a Italia de asesinos de las Brigadas Rojas hasta la participación en montajes propagandísticos internacionales de las FARC durante el secuestro de la franco-colombiana Ingrid Betancourt.
Pero este ministro socialista es una rara avis del progresismo, un representante de esa minoría del socialismo europeo que, junto a algún otro líder insigne como Tony Blair, cree en la necesidad del uso de la fuerza contra todo tipo de terrorismos, no sólo los de extrema derecha. O en el uso de la fuerza para la defensa de las libertades, independientemente del sello ideológico de los agresores. Es posible que en su claridad de ideas contra ETA influya su origen español, su nacimiento en Barcelona de padre español y de madre suiza. Pero me parece que se trata más bien de las convicciones y la personalidad arrolladora de un líder que podría aspirar a la presidencia de Francia.
Si es que la izquierda francesa le sigue en tanta incorrección política como comete. La actitud firme contra el terrorismo ultranacionalista o de extrema izquierda y en contra de los pacifismos equidistantes es una de ellas. O su mano de hierro contra los brotes de violencia en los suburbios franceses. O su polémica expulsión de una familia gitana ilegalmente asentada y autora de todo tipo de transgresiones de la ley, la familia Dibrani, en otoño pasado, siguiendo una política que le supuso numerosas críticas a Sarkozy. ¿Para ganarse el apoyo de la derecha? Más bien porque cree en lo que hace, a juzgar por sus medidas en el caso Dieudonné, ese cómico cercano a la extrema derecha al que prohibió sus espectáculos por su contenido antisemita. Atreviéndose, en contra de las teorías dominantes del progresismo, a una limitación de la libertad de expresión cuando tal libertad de expresión se usa, por ejemplo, para el antisemitismo.