IGNACIO CAMACHO-ABC

  • «La relación con Bildu es un círculo vicioso: mientras más votos nos cuestan estos indeseables, más dependemos de ellos»

«Antes de que me lo preguntes: sí he votado a Sánchez. Es decir, he votado al PSOE, a mi partido, aunque la última vez con bastantes reparos. Hubiese preferido otro candidato, otro líder, y de hecho no lo voté en las primarias. Sé que esto es difícil de entender para la gente que no está afiliada. Si lo estás, te comprometes con una organización, con unos compañeros que comparten tu visión de la política, y aceptas la decisión de la mayoría de la militancia. Yo quiero que gobiernen los socialistas; a nivel interno puedo tener discrepancias pero en líneas generales apoyo ese proyecto para España».

«Dicho esto, vamos a lo que te interesa: el numerito de estos días con Bildu es impresentable. Es una tomadura de pelo, no se puede insultar así la inteligencia de la gente, y menos de tu propia gente. Yo puedo entender los pactos con ellos, aunque me susciten dudas y escrúpulos, siempre que sirvan para asentarlos de verdad en la vida institucional y democrática. Vale, sería mejor evitarlos, pero los números son los que son y yo deseo un Gobierno progresista. Pero, hombre, si te chulean, si se enorgullecen de ETA, si siguen hablando de grupo armado y de ciclo político, tienes que dar un golpe de autoridad porque nos están haciendo daño. No te voy a contar a ti lo que significa eso en sitios como Andalucía».

«Lo que nadie puede entender es que de repente descubras que son lo que todo el mundo sabe que son, sólo porque hay elecciones en el País Vasco, y los pongas a parir sin tomar ninguna decisión consecuente. Y si se entiende es peor, porque das una imagen cínica, pancista, de tu papel en la política. Y encima dices que los vas a mantener de socios. Eso es abusar de las tragaderas del electorado. Habrá muchos que lo den por bueno para que no entren las derechas, pero en los sectores menos comprometidos ideológicamente el asunto chirría sobremanera. La confianza de los ciudadanos tiene un límite; te perdonan ciertos incumplimientos en aras de un bien mayor, pero no la incongruencia por sistema. Ya hemos forzado mucho las cosas con la amnistía, no te imaginas lo que cuesta defenderla en el trabajo, con los amigos o los familiares que no son de la misma cuerda. Y al menos Puigdemont no ha matado a nadie».

«Así están las encuestas, claro. Y es un círculo vicioso: como estamos perdiendo votos a chorros, pues más dependemos de todos estos indeseables. Lo que el partido pide es que aguantemos cohesionados hasta que se estabilice un poco la legislatura, ya escampará y tal. Pues por ahora no escampa, ni tiene pinta. Yo no represento el sentir de la mayoría de los militantes, lo sé, hay mucha polarización y ha arraigado el instinto de la supervivencia como sea. Si se produce una derrota, y temo que vamos de camino, va a ser difícil recomponer el destrozo. ¿Qué si a pesar de todo volveré a votar a Sánchez? Bueno, espera a ver si se presenta…».